Hace dos semanas fui a ver a un flaco que se llama Diosque al San Martín. Su increíble show estuvo dividido en dos momentos muy distintos entre sí. La primera parte era la más jugada: Diosque estaba solo en escena, con su laptop y los temas eran, lógicamente, electrónicos. Algunos instrumentales, otros con unas letras increíbles: medio autorreferenciales, medio graciosas, otras de amor, siempre con un tono lúdico inescondible. No se tomaba demasiado en serio a sí mismo y, por lo tanto, era imposible ponerse muy serio. Frente a su música juguetona, nada mejor que relajarse y aceptar las reglas del juego
Su forma de cantar, de presentar los temas, de moverse, de bailar me parecían muy originales. Se notaba que entre tema y tema decía todo lo que pensaba. Diosque debe ser de esos amigos que te cuentan todo y quizás te dan más información de la que necesitás. No debe saber resumir: si te cuenta una anécdota, arranca contándote a qué hora se levantó. No sé si me gustaban las canciones, lo que sí me gustaba era su actitud rockera combinada con una música rarísima
La otra mitad del show fue en forma de trío, con guitarra y batería y él tocaba la guitarra acústica. El nivel de originalidad bajó bastante, pero se mantuvo la cortísima duración de las canciones y su gracia para moverse. A diferencia de otros artistas electrónicos pop, Diosque no parece tan preocupado por cómo suena, por cómo luce o por cómo se lo toman. Es catársis pura, inclusive, quizás sea musicaterapia
Este miércoles toca en Piedras 1856, con entrada a $7 y Bien Ahí recomienda estar presente
lunes, junio 05, 2006
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