Uno sabe cuál es el problema que quiere esconder. Uno analiza minuciosamente qué es lo pretende ocultar del resto, porque hay algo de uno mismo que no le termina de gustar. También uno puede suponer qué imagen está dando en algunas ocasiones. Y ninguna de las dos cosas resultan agradables, pero uno tampoco entiende bien por dónde tiene que empezar para cambiarlo
Así es como uno va por la vida con cierto sigilo, intentando que nadie vea esos puntos flacos. Uno los tapa con otras gracias, se inventa un personaje, busca nuevas habilidades. Hasta que un buen día viene alguien y, sin mala voluntad, te mencioana exactamente las palabras prohibidas. Por ejemplo: 'vos siempre con ese desgano'. O bien: 'dejá de enroscarte con cada problema'. Y ahí es cuando sentís que estás desnudo, que todos te vieron y que vestirte te llevará mucho tiempo
jueves, marzo 15, 2007
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario