Volví de las vacaciones con muchas ganas de ir a recitales, al cine o a donde fuera. Así que me propuse tratar de ir a la mayor cantidad de eventos culturales lo antes posible. Además, era un plan absolutamente funcional a la idea de no estar tanto tiempo en la casa de mis viejos. Acá va una reseña sobre lo que vi en estos días
Sábado 20: recién llegadito y con el bolso sin desarmar, fui a ver a Palo Pandolfo. En realidad, también quería ver a Flopa y a Gabo, que tocaban más temprano, pero me desperté algo tarde de la siesta y sin ánimo de salir corriendo. El recital de Palo, la verdad, fue malísimo. Arrancó cantando cuatro temas él solo con su guitarra. El peor fue el que le dedicó a sus hijas, que repetía muchas veces 'qué lindas que son las nenas'. Para no aburrirme, me imaginaba a Francella cantando esa misma frase. Después entró la banda, que se notó que tenía poco tiempo de rodaje: todos los arreglos y cortes salieron mal y parecía que ni conocían algunos temas
Palo compuso temas hermosos en Don Cornelio y también en Los Visitantes. Siempre quedó a punto de convertirse en un artista 'exitoso', pero está claro que eso no le importa y que tampoco podría ser alguien masivo. Mi recuerdo de Los Visitantes en vivo era tan malo como el show del otro día. Igualmente, a Palo le perdono casi todo porque es un maestro y sus discos viejos son para guardar junto al corazón. Los solistas no los escuché con mucho detenimiento, pero no me llamaron demasiado la atención. No quiero dejar de mencionar que me apabuyó la actitud rockera del flaco que toca el bandoneón en la banda de Palo. También toca, con mucho entusiasmo y energía, la pandereta y algunos instrumentos locos. Un bien ahí gigante por él
Domingo 21: en total soledad, encaré con la bici hacia el Malba. Estacioné en el shopping que está cerca y me vi dos pelis: 'Farenheit 451', de François Truffaut, y 'En el hoyo', de Juan Carlos Rulfo. La primera está basada en el clásico libro de Ray Bradbury. Bah, en realidad digo 'clasico libro' pero la verdad es que no lo leí (todavía) ni sabía de qué iba la historia. Para aquellos que tampoco saben, acá va un resumen: en un contexto futurista, los hombres están completamente alienados: mirando la tele todo el día y tomando pastillas para dormir (conozco gente que aplica en las dos categorías). El estado prohíbe la lectura de libros y los bomberos se encargan de quemar todo ejemplar que encuentran por ahí. '¿Nunca leíste uno de los libros que quemás?', le pregunta una chica al protagonista. El le responde que no, porque no le gusta leer y porque, por sobre todo, está prohibido y él no quiere ir en contra de las reglas. Sin embargo, comienza a leer algunos libros, a escondidas. El se siente cada vez peor con su trabajo, pierde un ascenso que le iban a dar y ya no soporta a la idiota de su mujer. Es una historia hermosa en la que (ATENCION VOY A CONTAR EL FINAL, NO DIGAN QUE NO AVISE) al final el protagonista se va a vivir a una tierra en la que cada persona se sabe un libro de memoria y se lo cuenta a quien se lo pida. Me quedé pensando en ese punto y, aprovechando la convivencia con mis viejos, les pregunté qué libro serían ellos: mi vieja eligió 'Corazón', de Edmundo de Amicis, y mi viejo eligió 'Cambio de paradigma', de Deepack Chopra. Por mi lado, elegiría 'A sangre fría', de Truman Capote, o alguno de Manuel Puig
La otra peli que vi es un documental sobre los obreros que construyeron una autopista en el DF mexicano. Un reflejo excelente sobre la explotación laboral, la alienación y cómo uno puede terminar laburando muchísimo (dejando su salud en el camino) para algo que jamás utilizará. Al final, uno de los protagonistas dice que no tiene ni para bicicleta, así que jamás usará la autopista. Otra frase fabulosa es de un trabajador que dice 'el trabajo nunca se acaba. El que se acaba es uno'. También muestran a las familias de algunos protagonistas, en las que se puede comprobar que la explotación laboral viene de hace rato y que es imposible que sus integrantes salgan de ese espiral. Bastante dura por momentos, aunque también tiene diálogos muy graciosos
Lunes 22: en señal de agradecimiento por haberme soportado estos días sin haber dado preaviso, invité a mis viejos a ver a La Bomba de Tiempo, un grupo de percusión que toca todos los lunes en la Ciudad Cultural Konex. La propuesta de la banda es bastante original porque cuenta con un director de orquesta que le va diciendo a cada uno de los músicos (son más de 10) cuándo tocar y cuándo callarse. Además, en cada función cuentan con un artista invitado distinto. Esta vez, tocaron un trompetista y un violinista
Más allá del aspecto musical, que fue excelente, fue un momento súper tierno que compartimos con mis viejos. Ellos bailaron durante casi todo el show, aunque al final se los veía un poco cansados. El mejor paso de la noche lo creó mi vieja: combinó sus eternas ganas de charlar con un pasito de baile, que le permitía venir hasta donde estaba yo, comentarme algo (desde los looks de la gente hasta algo que le había pasado a la hija de una amiga de ella) y luego hacer de nuevo su pasito, pero en reversa y, así, volver hasta donde estaba parada
Jueves 25: con Herno, un amigo que conocí gracias a Bien Ahí, fuimos a ver 'Noi, el albino', de Dagur Kari. La peli, que tiene unos colores increíbles porque transcurre en el invierno de Islandia, o sea que está todo congelado, gira alrededor de un adolescente que no tiene la menor idea de qué hacer con sus días. Pese a que su padre vive (en realidad, es alcohólico, depresivo y taxista), él convive con su abuela, que es casi una zombie. En un pueblo en el que no hay casi nada para hacer, Noi se aburre en la escuela, su refugio es un sótano en su casa y no tiene amigos. Su única puerta de salida es una chica que conoce. No voy a contar mucho más porque todavía está en cartel (si es que la sala chiquita del Cosmos, en la que proyectan DVD, cuenta como cartel). Recomiendo bajarla, porque me gustó bastante. En otro orden de cosas, la peli confirmó mi teoría de que los albinos no irradian ventura, precisamente
viernes, enero 26, 2007
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