Cuando estamos frente a un escenario medio desalentador, frente a una tarea ingrata que deberemos sumar a nuestra rutina, siempre llega el consejo del resignado: 'ya te vas a acostumbrar'
Sin embargo, cuando llega la buena, cuando obtenemos algo por lo que estuvimos peleando, cuando nos vemos más flacos, jóvenes y sexys que nunca, también llega el consejo del abatido: 'ojo, disfrutalo, eh, porque se puede terminar en cualquier momento'
¿Es que acaso no nos podemos acostumbrar a lo bueno y sólo nos amoldamos a lo malo, mientras lo bueno se nos escuerre entre las manos? Les dejo esa pregunta veraniega...
sábado, enero 13, 2007
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