Ya se ve la luz al final del túnel

2 semanas de vacaciones en 52 del año. Siempre me sonó a poco esa proporción. Los amigos más agraciados cuentan con una semana más. El récord se lo conozco al papá de un amigo, que trabaja hace más de 30 años en una editorial: 6 en 52, bastante bien

Las vacaciones son una zanahoria tunneada para ir tirando todo el año: hacia allí van los mejores deseos, los ahorros, las ilusiones. En esas dos semanas, en algún lugar, volveremos a ser quienes más nos gusta ser: más jóvenes, más bronceados, más relajados, más sexys, mejor alimentados y mejor dormidos. Las vacaciones son lo mejor del año, de allí saldrán las anécdotas que nos permitirán soportar el año. Serán la reserva anímica para cuando el túnel esté más oscuro que nunca. Esa foto de la playa al lado de la compu del laburo servirá para seguir creyendo que es posible una vida más justa. '¿Te acordás esa torta que comimos ese día de lluvia? Cómo nos mojamos cuando volvimos...'

Cuando las vacaciones están más cerca que nunca, cuando ya tenemos comprado el pasaje y pegado con imán en la heladera, su presencia es más rotunda aún. La comida que se termina en casa no se vuelve a reponer porque ya nos vamos, se piensa con precisión qué ropa usar en la ciudad porque hay muchas prendas que nos queremos llegar de viaje. Los arreglos de humedad quedan para el regreso. Los amigos que no vemos hace meses recién se volverán a ver cuando tengamos las fotos reveladas (si es que todavía no tenemos máquina digital). Las vacaciones son el momento más esperado del año y también al que más volvemos a extrañar. Hacia allá voy, me falta muy poco, un par de días, unas horitas apenas. Igualmente, no se preocupen. Habrá bastantes posts en borrador, que Capitán Intriga (el blogger estrella del 2006, no lo olviden), gentilmente irá publicando