martes, enero 09, 2007

El eslabón perdido*

La frase la patentó, como tantas otras, el relator Víctor Hugo Morales: 'Caniggia es el eslabón perdido entre Maradona y el resto de los futbolistas'

El viejo truco de citar a una voz autorizada me sirve de excusa para hablar del ídolo más grande que tuve en el fútbol, exceptuando a Maradona, que está más allá de todo. Claudio Paul fue, es y será mi jugador preferido. Cuando tenía 10 años iba a la cancha a verlo especialmente a él. Me emocionaba con sus piques, gritaba sus goles más fuerte que los otros (recuerdo uno de cabeza, en cancha de Vélez) y hasta me compré una foto suya que tenía pegada en la pared. No me molestó cuando jugó en Boca ni cuando le hizo tres goles a River en un partido. A él le perdono todo

Caniggia es el ejemplo más grande de qué significa ser un jugador mundialista. El Pájaro podía pasar dos años completamente en la pavada: suspendido por doping, jugando en clubes de ligas menores, como Portugal o Escocia, declarando estupideces en los medios junto a su mujer (quien, sin dudas, es su Yoko Ono) o amagando con retornar al fútbol argentino. Sin embargo, cuando faltaba un año y medio para el Mundial, se ponía mucho las pilas, demostraba que realmente tenía un 'físico privilegiado' y recibía el apoyo de los medios para ser llevado al Mundial de turno

Con ese modus operandi quedó afuera del Mundial 98, cuando Daniel Alberto prefirió que su jugador 22 (todavía eran 22 y no 23) fuese Abel Balbo (!). El gran Marcelo lo llevó a Japón y Corea y estoy seguro de que hubiese ingresado en el segundo tiempo contra Suecia, si él no hubiese puteado al línea en inglés desde el banco de suplentes, pasando a ser la expulsión más insólita de la Selección en los mundiales

Si repasamos los intervenciones del Cani, vamos a ver que siempre nos dejó un poco con las ganas. En el 90 fue el único que metió goles en la ronda definitiva (gran definición contra Brasil, cabezazo vs. Italia), pero hizo una mano muy tonta en la semifinal y se perdió de jugar contra Alemania

En el 94 clavó los dos contra Nigeria (qué golazo el segundo, luego de esa histórica imagen en la que dice "Diego, damela") cuando íbamos perdiendo pero no jugó en los matches claves, por una lesión, aunque todos imaginamos que Basile lo guardó por miedo a otro doping

Mi viejo no sigue el fútbol, aunque dice que en algún momento le gustó. Como las chicas, ve especialmente los partidos de los mundiales. El único gol que vi que gritó fue el de Caniggia contra Brasil. Me acuerdo que se levantó del sillón y levantó los brazos. Ese, quizás, es un buen ejemplo de las emociones que podía despertar El Eslabón Perdido

* Publicado originalmente en Bien Ahí Mundial. Hoy lo vuelvo a publicar en el marco de los festejos de un nuevo cumpleaños de Cani

1 comentario:

Anónimo dijo...

yo nací en el 86 y del mundial 90 el único recuerdo que tengo es el primer bloque de videomatch con todos amaragados después de la final
mi historia con el fútbol nace en aquel mundial 94 donde me fanatice con claudio paul, yo también le perdono esos tres goles y la repetición de su gol a brasil es el único que siempre me pone la piel de gallina, la primera vez que vi la publicidad de quilmes (eran otros los tiempos...) se me cayó un lagrimón