domingo, febrero 04, 2007

Libros de verano I

No sé si el hecho de haber empezado la facultad me dio cierto ritmo de lectura que antes no tenía o si es que me topé con todas joyitas, pero en los últimos meses estuve leyendo más de lo que acostumbraba. Así que acá van las primeras reseñas, en orden cronológico (qué tipo ordenado):

'La hermana menor', de Raymond Chandler: cuando terminé 'Adiós muñeca', juré que era el último libro de Chandler que leía. Ya era la tercera novela y todas se parecían demasiado entre sí. Sin embargo, no me pude resistir a la tapa tan linda de este libro en una mesa de saldos y me lo compré. Me encontré con lo que esperaba, pero no me defraudó. Los policiales de Chandler son bien de género, pero tienen algunas descripciones únicas y grandes diálogos, muy breves. Por otro lado, Phillip Marlowe, su eterno detective, es tan gracioso y tan ácido, que siempre dan ganas de leerlo un poquito más

'Muerte de un viajante', de Arthur Miller: Willy Loman tiene más de 60 años y trabaja como viajante hace unas cuantas décadas. Es un optimista por naturaleza, padre de dos hijos y marido ejemplar. Si lo vemos de una forma más real, Willy puso todas sus fichas en su trabajo, pero salió el color equivocado y se deshacen de él, cuando menos se lo imaginaba. Su mundo, frágil, austero, aburrido, como casi todos los mundos, se derrumba sin que él pueda hacer nada. Un clásico de clásicos que reflexiona (y muy críticamente) sobre el hombre, sus posibilidades de expresión en su vida cotidiana y la alienación laboral

'La naranja mecánica', de Anthony Burgess: otro clasicazo que no envejece. Si bien había visto la película, me gustó muchísimo leer el libro. Para quienes no lo conocen, la historia tiene como escenario una sociedad futurista, en la que el protagonista y sus amigos se dedican a dar rienda suelta (qué término más anticuado! no pienso borrarlo) a su violencia en todas partes. Sin embargo, uno de ellos es sometido a un experimento que lo disciplinará y lo volverá un ciudadano digno. Lindísima reflexión sobre los mecanismos de control y sobre el eterno sueño de apagar la violencia que el mismo sistema genera. Si sólo vieron la peli, recomiendo leerlo, es muy joroschó (je)

'El hombre mediocre', de José Ingenieros: ya hemos publicado algunos fragmentos de este libro, así que vamos a ser más breves aún que en las otras reseñas. Llegué a él porque algún profesor alguna vez lo mencionó en clase y yo anoté el título en el margen, como quien no quiere la cosa. Un día me lo encontré de oferta y me lo compré. El primer capítulo fue el que más me interesó, después se puso demasiado reflexivo sobre temas que no me importaban tanto, pero sin dudas es un libro que ayuda a repensar algunas actitudes propias y ajenas

'La conjura de los necios', de John Kennedy Toole: lo había empezado hacía unos años y no sé porqué lo abandoné. Encima, después lo perdí. Por suerte, mi buen amigo Fede me lo regaló para Navidad. Para los que no conocen al autor, cabe contarles que se murió sin tener la menor idea de que su libro sería publicado. Su mamá lo encontró y le rompió mucho las bolas a un editor, hasta que él aceptó leerlo. Hay que agradecerle eternamente a la madre de John, porque es un libro imperdible, muy gracioso. No tiene demasiado sentido que cuente la historia, además, no tengo ganas. Sólo les digo que su vida cambiará luego de conocer a Ignatius Reilly, un tipo muy desagradable

'El beso de la mujer araña', de Manuel Puig: soy devoto de Puig. El día que le hagan un altar o algo así, iré a dejarle flores y saludarlo todas las veces que pueda. Este libro me gustó muchísimo y los diálogos entre los protagonistas están mejor que nunca. Dos presos (muy distintos entre sí) comparten su encierro, se conocen, se quieren. Matan el tiempo rememorando películas viejas (una pasión de Puig) y pensando en qué harán cuando salgan. No quiero dar detalles ni entrar demasiado en la historia. Sólo pretendo recomendárselos, casi obligarlos a que lo lean. A mis amigos que cumplen años próximamente, les aviso que se los voy a regalar. Antes de leerlo, pensaba 'ya basta de Puig, tenés que leer alguna otra cosa'. Ahora que ya lo leí, me decidí a leer las novelas de él que me faltan

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