miércoles, febrero 14, 2007

Gandalf de Oro

Estoy armando una nota sobre los call centers, la forma más extendida y salvaje a la que llegó la flexibilización laboral. Entrevisté a diferentes jóvenes, que trabajaban por primera vez en sus vidas atendiendo quejas o dando soporte técnico por teléfono. Algunos de ellos recibían llamados desde Alemania, Estados Unidos y se pasaban 6 horas por día hablando en otro idioma. La tasa mínima de puteadas por día era de dos usuarios

Como una forma de incentivación laboral, en el trabajo de uno de los entrevistados premiaban al más vendedor con un viaje a la casa central, en Alemania. En otras empresas regalaban cámaras digitales a los más productivos. Una chica recordó que hace unos años, en su laburo no otorgaban premios materiales pero sí morales. Los menos útiles integraban la escala Bilbo, si lograbas dejar de ser la escoria pasabas a ser Frodo. Los que se daban maña lograban ser Aragorn y los más eficaces pertenecían a la elite más exclusiva: Gandalf. El que llegaba a ser Gandalf de Oro recibía un pin y una remera

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