miércoles, febrero 14, 2007

Dos formas de rescatarse o de lidiar con uno

El riesgo de ver una peli que ya viste es que tu opinión (y tu recuerdo) queda en jaque hasta que la peli termina y uno puede cotejar si le volvió a gustar. Hoy, extrañamente, vi dos pelis que ya había visto, con resultados completamente desiguales. En la tele, en el canal en el que trabaja cierto amigo, me topé con 'Embriagado de amor', con Adam Sandler. Más tarde, casi al hilo, vi 'Alta fidelidad', que me la habían prestado. Me di cuenta de que tratan un universo muy parecido (hombres que sienten que se van a quedar solos alrededor de los 30 y no saben qué hacer frente a ese escenario tan temido), pero de formas completamente distintas

En 'Embriagado de amor' encontré algunas cosas muy buenas que recordaba y muchas otras que había olvidado. La verdad, es que me encantó volver a verla. Adam Sandler se reprime y explota sistemáticamente. No sabe lo que quiere de la vida, soporta a sus siete hermanas invasivas, le confiesa a uno de sus tantos cuñados que está pensando en ir al psiquiatra y que tiene ataques de llanto, llama a una hot line, todos le recuerdan que se enojaba mucho cuando le decían 'mariquita'. Parece que no tiene una novia hace mucho y, esto ya es suposición mía, tampoco la debe colocar muy seguido (hablando mal, no sé si pronto, pero sí mal)

Por su lado, John Cusack en 'Alta fidelidad' repasa sus cinco rupturas más dolorosas y vuelve a hablar con esas chicas para descubrir porqué siempre termina seducido y abandonado (¡qué juego de palabras!). En lugar de darle la cara a sus culpas, se engaña pensando que la culpa siempre la tiene el otro, soporta a dos empleados freaks en su disquería y cancherea todo el tiempo, aún cuando repasa sus derrotas

Me pareció que los dos protagonistas sentían algo muy parecido, pero sus modos de actuar evidenciaban sus formas tan distintas. Uno no se enorgullecía de estar perdido, sino que lo padecía a cada paso. No encontraba mejor modo de expresarse que romper todo o llevar adelante algunos actos incomprensibles (vestirse con un traje horrible, tener un teclado que no sabe tocar, salir corriendo, comprar miles de budines que le permitirán viajar gratis de por vida gracias a un error en una promoción). El otro en el medio de una crisis de pareja se gana a una negra, se enorgullece de haber pedido guita prestada sabiendo que no la iba a poder devolver y le ruega a su novia que se quede porque no se le ocurre nada mejor para su vida

El encuentro (y el descubrimiento) del amor para Barry Egan es una revolución. Por primera vez, ve de cerca la posibilidad de no estar solo, sino con alguien que le hace sentir cosas que nunca antes sintió. No está dispuesto a dejarla pasar y por eso viaja para aclarar un problema legal que podía complicar su romance. Una vez que soluciona eso, le toca el timbre a su chica, le pide perdón y le explica porqué la dejó sola en la sala de un hospital. En cambio, para Rob Gordon, el amor parece ser no mucho más que la mejor forma de no estar solo. Además, le permite no afrontar su falta de compromiso con la realidad y seguir con sus disquitos. Ella es quien lo ubica en el lugar que considera mejor para él, no es él quien decide sus pasos. Ella le festeja todas sus taradeces, le explica porqué es importante que realice su único plan (editar una banda de rock) y, apenas su papá muere, se olvida de todo lo horrible que le había hecho

Acúsenme de freak, pero la verdad es que prefiero correr durante kilómetros con un teléfono arrancado en la mano como Barry Egan antes que llorar bajo la lluvia, con mi campera de cuero, como Rob Gordon. La idea que a la que intento llegar es: prefiero sufrir las cosas como un condenado, pero intentar cambiarlas, antes que quedarme deprimido haciendo Top 5 con dos empleados infradotados y creyéndome el mejor del barrio

1 comentario:

Francisco dijo...

sisi. tenés toda la razón.