Durante el último fin de semana pasé por un par de corsos ubicados en distintas avenidas de la ciudad. Vi a Mamarrachos de Almagro y sufrí un baño de espuma en la avenida San Martín. La verdad es que se me hace difícil tomar a las murgas como protagonistas de eventos artísticos. Más bien, creo que cumplen una función social: de contención, de punto de encuentro, de descarga, de diversión. Todo ese lado me despierta ternura y cierta gracia, pero se hace imposible disfrutar de su ritmo monótono, de sus disfraces horribles y de su danza epiléptica
Desde Bien Ahí, apoyamos la organización de los corsos, los feriados que se recuperaron para los municipales y que se les de un espacio dentro de la agenda de eventos del Gobierno de la Ciudad. Sería muy fácil escribir una crítica mordaz y ácida (y snob) a los carnavales, que muestran el populismo más simplón: choripanes, humo, bebidas de segunda y tercera línea, pendejos corriendo con el pomo en la mano. Nada de eso me molesta en particular, simplemente, pido un poco más de onda y no sufrir tanto con esos ritmos tan aburridos
lunes, febrero 26, 2007
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3 comentarios:
Disiento. Yo no llamaría populismo simplón a una manifestación cultural, sólo porque pertenezca a otro sector social.
además... te gusta Bisbal y te quejás de la falta de onda de los corsos? mmm...
carajo... ahora me dieron ganas de comer un chori grasiento y acá no hay.
No me gusta Bisbal
me gusta esa canción de Bisbal, que no es lo mesmo
verdad. es distinto.
por cierto, tu blog anda raro. Si entro directo a la url de un post, no se ven los mismos comments que si entrás desde la home, y viceversa.
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