sábado, octubre 14, 2006
Juntos podemos
La escena no es muy glamorosa, pero me enseñó que todavía es posible construir un país mejor. Paso a relatar: venía con la bici por Salguero y doblé en Guardia Vieja. En el preciso instante de la curva, se desfondó la bolsa que traía en el manubrio. Esto quiere decir que quedaron desparramados por el asfalto medio kilo de queso cremoso (de oferta), un salamín picado fino, 100 gramos de roquefort, unas tapas de tarta (primera marca) y un poco de queso Mar del Plata. Fue un bajón, porque tuve que bajar a agarrar todo eso, mientras los autos esperaban, amenazantes, a que cambiara el semáforo. Cuando ya había logrado recolectar toda mi compra y la llevaba, muy torpemente, en mi mano, se detuvo un camión de esos que reparte fruta y verdura a las verdulerías. Desde adentro alguien me chistó y se asomó un brazo con una bolsa, que me sirvió para seguir camino hasta casa. No hubo burlas ni consejo aleccionador. Simplemente, una ayuda en el momento preciso. Todos tenemos que aprender de ese camionero. Un país mejor es posible
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