'We went to wonderland', de Xiaolu Guo: los padres de la directora son chinos y viajan por primera vez a Europa. Ella no tiene mejor idea que filmarlos, mientras pasean por Hungría o por Roma. El relato es bien lento, a paso de viejo. Ella es bastante vivaracha, él vive como si estuviera en la vida de regalo, luego de salvarse de un cáncer de garganta que le hizo perder el habla
Los viejos no terminan de adaptarse a Europa. Aquello que debería fascinarles les parece horrible. Cuando están paseando por Roma añoran las casas que vieron en Francia. Nunca se los ve cómodos ni disfrutando de las maravillas del turismo
Los pensamientos del viejo aparecen escritos en la pantalla y esos fueron los momentos en los que más me reí: 'me tengo que acordar de comprar medialunas antes de volver a China' o 'el agua de occidente es mejor', son algunas de sus ideas. El mensaje de la peli, para los que no lo venían entendiendo, aparece explicitado y resaltado en los últimos minutos y, sobre todo, en un diálogo final. Si bien acuerdo mucho con cierto planteo de la peli (la vieja termina diciendo que Europa está vieja y aburrida y que en ningún lugar está tan cómoda como en su casa), me resultó demasiado lenta y eso que dura 75 minutos. Calificación: 5 Bien Ahí. Repite: no repite más
'Hold me tight, let me go', de Kim Longinotto: en la escuela inglesa Mulberry Bush trabajan 104 adultos para cuidar a 40 chicos. Los tremendos problemas de conducta de los niños explican esa desproporción poblacional. Se trata de pequeños salvajes que fueron expulsados de distintas instituciones y acuden a ese internado como última posibilidad para poder ser aceptados en escuelas normales
Los chicos son bravos en serio y en reiteradas oportunidades los profes los tienen que poner de espaldas contra el piso para poder controlarlos. Uno cuenta que le pateó la concha a una docente, otro aprovecha que a un compañero los profesores lo tienen agarrado para escupirlo en la cara, un petiso le recuerda a un compañerito que su madre está muerta. Pese a que la mesa está servida para el amarillismo y el golpe bajo, la dirección es muy cuidada y los pibes nunca aparecen más expuestos de lo que indicaría el buen gusto
Uno de los aciertos del director es decidir qué mostrar con cada uno los brotes violentos de los nenes. Por ejemplo, en uno de esos arrebatos la cámara se queda con uno de los amigos del gordito que es sostenido por dos docentes. El nene no hace otra cosa que mirar por la ventana, sacarse un moco y comérselo, mientras su amigo putea a los maestros y les dice que los va a matar
La cosa se pone más densa aún cuando entran en escena los padres de los nenes. Se pueden ver seis veces al año y esos encuentros explican por qué los pibes son como son. Muy recomendable, sobre todo para aquellos que trabajan con chicos. Calificación: 8 Bien Ahí. Repite: Domingo 20 a las 17 en el Centro Cultural Recoleta
'Campillo, sí quiero', de Andrés Rubio: en el pueblo de Campillo viven 50 personas, que cenan juntas todos los jueves y también se reúnen el domingo a merendar. Su alcalde es gay y se transformó en una especie de celebridad en España por casar por civil a parejas de homosexuales
El documental reaviva la polémica sobre el casamiento gay y los derechos civiles que reciben los homosexuales, pero pierde fuerza por dedicarle demasiados minutos a mostrar al pueblito rural y a su vida cotidiana. Calificación: 5 Bien Ahí. Repite: Jueves 17 a las 21 en el Centro Cultural Ricardo Rojas
martes, abril 15, 2008
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