En las últimas semanas he posteado algunos episodios que viví acostado en el sillón de mi dentista, pero lo que pasó hoy superó toda expectativa
Estábamos a punto de empezar con la sesión, cuando el viejo (82 pirulos) me acercó un papelito y me pidió que leyera en voz alta el nombre del remedio que allí estaba anotado. 'Sogtulakk', dije. 'Decilo de nuevo', me ordenó. No me quedó otra alternativa que repetirlo. 'Deletrealo', fue su nuevo pedido. Y así lo hice
Aproximadamente, lo tuve que leer una 10 veces. Y no entendía qué pasaba. Hasta que lo deletreé para adentro y me di cuenta de que en realidad suena como si dijera 'ese ojete huele a caca'. Cuando me avivé, me reí. Lógicamente, no me dio risa que dijera eso, sino que él me lo estuviese mostrando
'Tengo ganas de dárselo a alguien en un talonario para que lo pida en la farmacia', confesó, mientras se reía. Mientras yo forzaba un poco la risa, para que él no se riera solo, me di cuenta de que es un fenómeno y de que el chiste es malísimo
viernes, julio 13, 2007
Siguen las aventuras con mi dentista
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3 comentarios:
Después pedile guita para publicidad... porque llegás a decir el nombre y la dirección del dentista y voy a ese sin dudarlo... UN GROSSO!
82 años?
Me encanta la gente que llega a esas con tanto espíritu...
Yo a veces soy una amarrrrga (así, con muchas rrrrr) y tengo sólo 25.
Milton: yo te paso el dato, pero preparate para cachadas de ese estilo
Pillow: como diría una amiga mía, 'yo ya soy una mina grande'
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