viernes, octubre 07, 2005

A vivir que son dos días

¿Hay algo más jueguetón que la víspera de un fin de semana largo? Cuando el jueves está promediando, uno empieza a sentir una vibración en el pecho como si fuera viernes

Y al viernes ya llegamos con miles de planes para sábado, domingo y lunes. Dormir, ver gente, hacer asados, ir a la cancha, instalar algo en casa, ir a recitales, al cine, jugar con sobrinos, hacer compras, ordenar, reencontrarse con amigos. En tres días parece haber tiempo para todo lo que venimos postergando hace meses. Pero no importa: el fin de semana largo es un espejismo hermoso, en el que intentamos depositar un montón de cosas aún sabiendo que no van a caber. Y lo mejor es no preocuparse si no llegamos a concretar ni un dos por ciento de las cosas que habíamos anotado mentalmente

No hay comentarios.: