Luego de mantener diferentes charlas con amigos (o con cualquiera, en realidad) me di cuenta de que los tópicos fueron cambiando notablemente a medida que la edad fue avanzando
Me sorprendo hablando sobre las bondades de lavar los platos con guantes (lo recomiendo, en serio), me pasan recetas muy novedosas y también he compartido grandes e intrascendentes anécdotas sobre los ruidos de los vecinos
Hasta acá, todo normal. Pero si seguimos hurgando en las cotidianeidades (qué palabra más difícil de escribir y pronunciar), hay un riesgo muy alto de que empiecen a salir a la luz algunas cosas que estaban prudentemente ocultas
Así, me enteré que una conocida no puede dormirse si sus dos zapatos no están prolijamente acomodados uno al lado del otro, he visto cómo una amiga apagó un fósforo con agua de la canilla (por miedo a la chispita que le queda cuando uno lo sopla), fui testigo de la paranoia de un amigo por haber dejado la hornalla prendida (y efectivamente estaba prendida!) y el otro día presencié cómo una chica le pasaba su servilleta al vaso en un restaurante chino. Cuando le pregunté porqué lo había hecho, me confesó que no se había dado cuenta, que era un acto reflejo. "De pura obsesiva"
Una amiga también me contó que se obsesionó con la puertita de la persiana y que la cierra cada vez que su concubino la deja abierta. Mi hermana se ve imposibilitada de casi todo si hay un mosquito cerca y también conocí a un flaco que ordenaba prolijamente su ropa por colores
¿Por qué casi todos tenemos estas obsesiones? ¿Cuándo empiezan a ser peligrosas? ¿Hay modo de quitárselas de encima? ¿Me parece a mi o tienen una relación directa con el paso del tiempo? ¿Es recomendable decirle al obsesivo que es un obsesivo o se lo deja con su locura? ¿Esas obsesiones tapan otras cosas o son sólo eso y no mucho más?
viernes, octubre 14, 2005
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