Leyendo un post en el blog Los perros de Lanari en el que Diego cuenta que soñó que toda la gente tomaba la forma de Ricardo Montaner, me acordé que el domingo soñé con Jorge Guinzburg
El sueño arrancaba en mi ex trabajo, de donde me robaba un sobre, que no sabía qué tenía adentro, pero me parecía pícaro hacerlo. Cuando revisaba, ya en mi casa, el contenido del sobre, me daba cuenta de que tenía mucha, pero mucha, plata. Inclusive, había muchos dólares. Eso no me daba alegría, sino más bien que aparecía la famosa culpa judía, así que retornaba a la oficina a devolver el sobre
Cuando estaba en el edificio, me cruzaba por una oficina en la que estaba todo el staff. Yo me fijaba a ver si estaba mi amiga El Trava, para saludarla, pero no estaba (quizás es una premonición a que cambiás de trabajo, Travolta). Sólo estaba Gustavo, el programador, a quien prefería no saludar
Iba a la oficina de mi ex jefe Estanislao (a no reírse de su nombre, recordemos que ninguno de nosotros eligió eligió el suyo) y él estaba reunido con Guinzburg. Me agradecían mucho que les devolviera la plata, porque con ese dinero el petiso iba a producirles no sé qué programa de tele
Rápidamente, le mangueaba trabajo a Guinzburg en su programa de la tele y lo hacía reir con algo. Creo que también le comentaba algo de Bien Ahí, pero no estoy seguro. La puta madre, apenas me desperté me lo acordaba todo el sueño, ahora se ve que ya no le doy tanta importancia. Igualmente, todo esto es una excusa para decir dos cosas:
1) Guinzburg me hace acordar tanto a mi Tío Mario como mi Tío Mario me hace acordar a Guinzburg (esto no siempre pasa, porque Boy Olmi me hace acordar a Pekerman, pero Pekerman no me hace acordar a Boy Olmi)
2) Me cae muy mal que Guinzburg se ría tanto de sus chistes. Y también su bigote de policía
miércoles, septiembre 28, 2005
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