Poder Mogólico

Ayer fue uno de los días más divertidos e increíbles de mi vida por un motivo muy simple: ¡conocí al Presidente! ¡Estuve abrazado al auténtico Néstor! Voy a contar todo de 0 y no escatimaré detalles, aunque se haga largo.

El año pasado le hice una nota para Hecho en Bs. As. a Víctor Bugge, que es el fotógrafo oficial de Presidencia desde 1978. Hicimos buena onda y a los pocos meses nos vimos de nuevo porque llevé a mis alumnos de periodismo (que son adultos discapacitados mentales) a su exposición de fotos en la Biblioteca Nacional. Víctor y los muchachos hicieron tan buena onda que él ese día prometió llevarlos a la Casa Rosada.

Hace dos meses Víctor me volvió a llamar porque lo prometido era deuda. Así que ayer salimos en combi con 9 de los alumnos, Ari, el director de la institución que se llama Akim, Volo (el asistente de Ari), Romi (una voluntaria que me ayuda mucho en el taller) y yo.

La primera escena graciosa se dio en la mesa de entradas. Yo me presenté como el responsable del grupo (imagínense la escena de los 9 en la entrada de la Casa Rosada: uno charlaba con los de seguridad, otro estaba colgado por ahí, otro se quería sentar, no les importa nada). Me pidieron documento, pero yo no tenía, porque habitualmente no salgo con documento.

"¿Pero vos sos el reponsable del grupo?", me preguntaba la señora de mesa de entrada. Yo le decía que sí. "¿Pero no trajiste documento para entrar a la Casa Rosada y sos el responsable?". "Así es", le decía yo, impune, sabiendo que Víctor nos podía hacer entrar a todos.

En eso mi alumno Enzo, que estaba mirando la escena, pregunta si servía una fotocopia del documento. La señora (que, por cierto, era tan estrábica como Néstor) le dijo que sí, así que Enzo sacó su fotocopia de DNI y quedó registrado como el reponsable del grupo. En ese momento me quedó la sensación de que los que nos veían, no sabían quién estaba de cada lado del mostrador. La señora de la mesa de entradas no terminaba de descubrir si yo era de los alumnos o no.

Luego nos recibió Víctor y nos guió por toda la Casa Rosada, que la verdad es que es gigante y muy hermosa. El tour arrancó por los bustos de los presidentes, aunque Víctor nos señaló únicamente el del General Perón. Creo que todavía no hicieron el busto de Alfonsín, ni de De la Rúa, ni de Duhalde. No sé si los harán.

De ahí fuimos al famoso balcón. "Acá hablaba el General Perón", contaba Vïctor. "Acá estuvo Maradona", dijo Nacho, que es muy futbolero. Alejandro tuvo un arranque de verborragia y empezó a dar un discurso, de cara a la plaza. Irónicamente, decía solamente nombres de verduras: "remolacha, zanahoria". Se ve que ya entendió de qué va la cosa.

Después pasamos por el Salón Blanco, donde asumen los presidentes. Nos sacamos una foto como si fuéramos un gabinete nuevo y Enzo fue presidente. Por suerte, nos acompañaba Damián, que es un integrante del equipo de fotógrafos de Víctor, que iba sacando fotos todo el tiempo y me prometió un CD para hoy a la tarde.

Del Salón Blanco pasamos a otro lugar que no recuerdo el nombre, pero en el camino pasó algo gracioso. En la Casa Rosada hay pasillos muy largos y antes de cada despacho hay pequeñas salas de espera. En una de ellas, estaba Luis D'Elía con otra persona, esperando para ver a alguien, imagino. Cuando nos vio, se mostró simpático y justo lo hicieron entrar.

Nos sacamos una foto en la puerta del despacho del presidente, que estaba custodiado por dos granaderos. Todos los alumnos posaron junto a los granaderos y Nacho me preguntó muchas veces si eran de verdad o de juguete. Yo le dije que eran de verdad las primeras cinco veces, después ya le decía que eran de mentira. Pero ahí él me decía que no, que eran de verdad.

Cuando nos estábamos yendo, Alejandro y Fede se dieron un abrazo en la puerta del despacho, vaya a saber uno porqué, y en un momento pareció que se iban a dar un pico. Víctor, algo aterrado, le mostró la escena a Ari, que se los llevó casi de las orejas y aguantando la risa, porque esas escenas no son precisamente extrañas.

No recorrimos mucho más y pasamos a un salón a tomar una merienda, mientras Víctor gestionaba para verlo al presidente. En esa sala esperamos como una hora, que se hizo bastante larga. Alejandro hablaba por teléfono con un secretario de Víctor y comentaban las noticias (escuché cuando le preguntaba por la inseguridad y por el pago de la deuda), Enzo se instaló en la cocina y hablaba con los mozos, Dalila fue un par de veces al baño y Fede estaba meta preguntar por la merienda. Le preocupaba si la íbamos a tomar en la Casa Rosada o en la combi, ya de regreso. Tomás me preguntaba si pensaba que se iba a cumplir su sueño de ver al Presidente. Hacía dos semanas me había dicho que si lo veía, lo mataba, porque no le gustaba para nada su gobierno.

Cuando ya no sabíamos qué más hacer, apareció Víctor y dijo "vamos que nos espera el presi". Nos sentamos en una de esas salas de espera y, justamente, esperamos unos pocos minutos. Glenda estaba medio inquieta, así que le dijimos que se sentara porque en cualquier momento venía una visita. "¿Macabi?", preguntó ella. (Aclaración: Macabi es un club judío que a veces va a visitar a los muchachos y juegan al fútbol). "No, va a venir el presidente", le explicamos. "¿Menem?", preguntó ella. Víctor se cagó de risa y todos rezamos para que eso no se repitiera.

Salieron un par de personas del despacho que no sé quiénes eran y después apareció Néstor. Lo primero que hizo fue acariciarle la cabeza a Fede, que se hizo el molesto como si le hubiera dolido la caricia, pero después se levantó y le dio un beso.

Saludó a uno por uno con un beso y me parece que pensaba que Romi (la que me ayuda a mi a dar las clases) que era una de ellos y le acariciaba reiteradamente la cabeza. Le contamos a Néstor quiénes éramos, él se disculpó por tener poco tiempo pero dijo que no sabía que íbamos a ir y se comprometió a tomar "un cafecito" otro día, más tranquilos.

Mientras nos saludaba, Alejandro, incisivo, le preguntó por la inseguridad, un tema que parece que le preocupa bastante. "No me hagan esas preguntas", dijo Kirchner, riéndose. Más tarde también le preguntaron por otro tema de actualidad, que no me acuerdo cuál era, y cuando la cosa ya se había descontrolado le preguntaron por su encuentro con Ginóbili.

Nos sacamos muchas fotos y procuré ponerme al lado de Néstor, que me abrazó para la foto y no me soltó más durante un rato. Así que me quedé abrazado al presidente mientras me reía de toda la escena y no la podía creer. En eso, me doy vuelta y le comento a Volo: "esto es una locura". Como Néstor escuchó que estábamos hablando de algo, se dio vuelta y le pregunta a Volo: ¿"qué pasa?". Y Volo le repite: "esto es una locura". Yo seguía abrazado a Néstor y no veía motivo para soltarlo.

No sé cuánto tiempo estuvimos con él, no creo que hayan sido ni cinco minutos. Pero bastó para darle la mano un par de veces, mirarlo a los ojos y decirle: "Gracias Néstor", y pronuncié la 'S' como lo hace él, en una imitación que cada vez me sale mejor. Rápidamente, se fue porque dijo que estaba "con los dos despachos llenos" y que arregláramos con Vïctor para vernos de nuevo. Prometo actualizar el post a la tarde, con las fotos, para que vean que todo es verdad.