Cual Pacman perseguido por los fantasmitas, uno es capaz de recorrer los caminos más angostos con tal de no estudiar un domingo de lluvia. Sabiendo que hay un texto y un marcador resaltador esperándote en la mesa, ordenás la pieza, sacás la basura, te afeitás, llamás a quien sea necesario, ves entero un partido que no te interesa, leés todos los diarios en Internet, volvés a llamar a esa persona para contarle algo que te había quedado en el tintero, chequeás mails (como si alguien te fuera a escribir un domingo), te imaginás qué idea de ese texto te podrían preguntar en el parcial. Te creás actividades, en pocas palabras, para alejarte de ese destino tan poco pertiné para semejante clima
Y, claro, también te alimentás, como el Pacman, que sobrevive gracias a esas frutas y pretzels que se le aparecen por el camino. Cada tanto pasás por la cocina, te hacés un matecito, picás algo, dejás algo descongelando para comerlo después y también para, en pocos minutos, chequear que se esté descongelando correctamente (como si algo se pudiera descongelar mal). Los fantasmitas te vuelven a perseguir, pero vos encontrás un cajón replto de cosas que querés tirar. Ellos se vuelven azules y vos ganás un rato más
domingo, noviembre 05, 2006
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