Hace como 10 días que estoy inmerso en un huracán melancólico familiar. Mi viejo hoy cumplió 70 años y el próximo viernes hay un festejo especial, para el cual estuve preparando un álbum de fotos familiares. Revolver cajones de fotos antiguas es un arma de doble filo: te puede llevar a recuerdos muy felices, pero también te enfrentás de lleno con todas las herencias de las que no te querés hacer cargo. Y también ves bien claro aquello contra lo que directamente no podés pelear
Entre tanta foto y recuerdo, me puse a repasar, por ejemplo, distintos recitales a los que fuimos con mi viejo. El también es fana de la música, tiene cientos de vinilos y unos cuandos cd's. Por ejemplo, vimos infinidad de veces a Mercedes Sosa en el Luna Park, a Charly dos veces en el Gran Rex (presentaciones de 'Cómo conseguir chicas' y 'Filosofía barata'), Amnesty en la cancha de River, a León Gieco y Pete Seeger en el Gran Rex. La última vez que fuimos juntos a un recital fue a uno gratis de Spinetta en Palermo y él terminó siendo entrevistado por un periodista de TN, al que le dijo que era amigo de la infancia del Flaco
Hice un poco más de memoria y me acordé de un show en la cancha de Boca al que fuimos los dos solos, sin mi mamá ni mi hermana. Según mi recuerdo, era un día de semana y había muchos recitales. El número central era Silvio Rodríguez. Se ve que mi alergia por ese cantante viene desde aquel entonces, porque cuando promediaba el recital inventé un dolor de panza. No aguantaba más el aburrimiento y eso fue lo mejor que se me ocurrió para enfilar hacia la salida. Hinché las pelotas y me hice la víctima lo necesario como para irnos antes de que terminara. Pensándolo a la distancia, me da un poco de pena por él, que siempre le gustó la trova cubana y también los cantautores españoles. Pero, hijo de puta, se lo merecía: ¿a quién se le ocurre llevar a un chico menor de 10 años a ver semejante bodrio?
lunes, noviembre 06, 2006
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