La amistad (tal vez, las relaciones en general) funciona como un espejo. Si sentimos que aquel que se para enfrente nuestro no es del todo parecido a nosotros, tendemos a no ver el reflejo. Si no vemos algo de nosotros en él, la cosa empieza a complicarse. Si, por el contrario, descubrimos que tenemos muchos puntos en común, entonces el camino se alisa mágicamente (y empiezan a llegar las cervezas). Quizás es por esto último que a veces sentimos que podemos ser amigos de alguien a quien conocemos hace pocos minutos
Las amistades que se desarrollan por oposición pueden ser geniales, pero son las más difíciles de llevar. Las vacaciones compartidas entre un desbolado y un obsesivo pueden ser geniales, pero es de esperar que cada uno vaya perdiendo la paciencia. Casi todos preferimos las relaciones en las que nos sentimos identificados con el otro
La amistad también funciona como espejo porque en el otro vemos algo de nosotros que nos gusta, alguna característica propia que nos cae bien. O, también, algo que nos gustaría tener. Por eso uno tiene amigos más estudiosos, más drogadictos, más cabareteros, más organizados, más cultos, más rotos, más decididos o más aventureros. A nosotros nos encantaría aumentar la dosis de alguna de esas variables, pero no nos animamos, entonces nos conformamos con que algún amigo tenga esas características y las vivimos a través de ellos
Algo interesante de ver es qué tipo de amigos uno se fue haciendo en sus distintas edades y etapas. Qué características tenían los amigos de la adolescencia y cómo son los que uno eligió ya más cerca de los 30. Seguramente, uno se va rodeando de lo que va necesitando. Cuando está deprimido, se rodea de zombies con ojeras, que van al psicólogo con desesperación y se la pasan haciendo planes que nunca empiezan. Cuando uno se siente mejor, probablemente se junte con gente que va a fiestas, se acuesta un poco más tarde de lo habitual y no se vive preguntando todo
Uno de los posibles problemas se da cuando el reflejo de la amistad es desparejo o atrasa un poco. Otro problema es cuando nos obsesionamos con que el reflejo tenga ciertas características que nunca va a tener. O sea, cuando nos obsesionamos con que todos sean parecidos a nosotros y no aceptamos que el resto vive de otra forma
Quizás todo esto sea un poco obvio, pero hace rato que quería escribirlo
miércoles, septiembre 20, 2006
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1 comentario:
tal vez algunos tienen amigos pelados para acariciarle la pelada...
Esa puede ser una variable utilitarista.
Estuviste bien!!!
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