Hace unos días que estoy secuestrado. Nadie pidió rescate por mi ni estoy atado a una silla. No se trata de un secuestro físico, sino que es más bien algo anímico. Mi secuestrador es un dolor de muela. No diré de 'muelas', porque me duele una sola. Sé muy bien cuál es (una de las de abajo). La tengo muy identificada. A diferencia de otros secuestros, tengo libertad de movimientos y mantengo mi vida habitual. Aunque eso es sólo una apariencia. Cada uno de mis actos está limitado por el dolor de muela. Desde los más básicos (comer, dormir) hasta los más complicados (concentrarme para leer, escribir, caminar hacia atrás por la calle)
Cada vez que logro alguna pequeña meta (quedarme dormido, por ejemplo), siento que le empiezo a ganar la batalla. Pero ya quedó demostrado que es el dolor el que manda. Me tengo que conformar con olvidarme de él durante algunos ratos. Tener un dolor de estos te vuelve más monotemárico que nunca: todo empieza y termina en el dolor de muela.
Posible diálogo de ejemplo:
A: ¿Cómo andás?
jose: Mucho mejor, el Ibuprofeno me vino muy bien
A: ¿Pero qué te pasó? ¿Estuviste enfermo?
jose: No, una muela me está volviendo loco
A: Ahh, no sabía nada
Otro posible diálogo de ejemplo:
B: ¿Cómo andás de ese dolor de muelas?
jose: Uhh, me está volviendo loco. Pero mejor hablemos de otra cosa, así me olvido de él
Durante la madrugada del lunes estuve despierto dos horas. O quizás más. A las 4 el dolor de muela me despertó. No podía más del dolor, no sabía qué hacer. Intenté dormirme, pensar en cosas lindas, en distraerme, en llorar. Pero nada resultó. A las 6 prendí Radio Continental y escuché las noticias. Al rato me quedé dormido. Cuando me desperté, mandé por mail algo de un laburo y me fui a la guardia odontológica. Mientras esperaba mi turno, una nena se dedicó a escuchar todos los sonidos de su celular. Escuchamos varias veces todas las opciones que trae su celular para cuando la llaman. Yo estaba sentado al lado suyo. Me preguntaba si me merecía eso. Cuando me atendieron me sacaron un pedazo de nervio. Otros pedazos de otros nervios me habían sacado el viernes pasado. Este viernes tengo turno a las 9. Espero que no se me siente ninguna nena al lado con ningún celular en la sala de espera y también espero que terminen con esta tortura que me está liquidando anímicamente. Cualquier podría asegurar que gozo del total de mis libertades, pero yo sé que estoy secuestrado y confío en que alguien me liberará. Espero que sea pronto porque no me soporto
martes, septiembre 05, 2006
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