'¿Querés una minipimer?', me preguntó mi vieja hace una semana. 'A mi al final no me sirve', específicó. No me detuve demasiado en los motivos por los que 'al final' no le servía y, lógicamente, acepté el artefacto casi intacto. Me puso muy contento volver a mi casa con la minipimer porque hacía mucho que quería una, aunque no sabía exactamente para qué servía
La minipimer estuvo descansando en la mesa durante los primeros días. 'Ya va a aparecer la ocasión de usarla', pensaba mientras me imaginaba siendo feliz apretando su botonazo. Durante el fin de semana la guardé junto a mis otros (pocos) electrodomésticos sin haberla enchufado. Recién la estrenó hoy, con un tonto licuado de duraznos. No se me ocurrió para qué más la podía utilizar. Acudo a la ayuda de los lectores de Bien Ahí para que me digan qué carajo puedo cocinar con una minipimer
Pedido: no me digan 'tuco'
martes, agosto 15, 2006
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