Durante años pensé que ciertas tareas de la casa, casi todas relacionadas a habilidades prácticas, me estaban vedadas. Creía que era inútil con el taladro y llamé infinidad de veces a distintos amigos para que me ayudaran a colgar o arreglar cosas. Ahora que me mudé, me juré intentar derribar esa dificultad. O, al menos, ponerla en duda. ¿Tan difícil es manejar un taladro? No creo. Tampoco creo que sea tan divertido como me quieren hacer creer algunos amigos, pero eso es otra cosa
Tal vez porque no dejo de creer que manejar el taladro terminara siendo mucho más sencillo de lo que creía, ahora cada vez que hago algo (colgar una repisa, una maceta, armar guías para que se enrede una planta), me siento El Hombre della Casa. Algunas de mis invenciones quedan más derechas que otras, pero será cuestión de pulir un poco más el gesto técnico y de seguir probando. Lo mejor del caso es que siento que me saqué un trauma de encima, así que ya estoy en condiciones de reemplazarlo por otro
lunes, marzo 02, 2009
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario