
Tal vez porque no dejo de creer que manejar el taladro terminara siendo mucho más sencillo de lo que creía, ahora cada vez que hago algo (colgar una repisa, una maceta, armar guías para que se enrede una planta), me siento El Hombre della Casa. Algunas de mis invenciones quedan más derechas que otras, pero será cuestión de pulir un poco más el gesto técnico y de seguir probando. Lo mejor del caso es que siento que me saqué un trauma de encima, así que ya estoy en condiciones de reemplazarlo por otro
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