En las últimas semanas vi con azoro a distintos compañeros ciclistas escuchando música con auriculares a bordo de la bici. Déjenme decirles, compañeros, que ése es un acto de imprudencia vital. La comunicación es clave en todo acto humano y más aún en el tránsito. Además, es clave escuchar todos los ruidos de la calle para sobrevivir en esta jungla de cemento: desde los bocinazos, hasta los chiflidos o los ruidos de los motores
Amigos ciclistas, sean pacientes y escuchen música o radio antes y después de llegar, pero no a bordo. Si tienen muchas ganas de escuchar la radio, hagan como mi amigo Darío, que lleva colgando su radio portátil en el manubrio y la pasa bomba escuchando AM mientras maneja por la ciudad
jueves, mayo 31, 2007
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