jueves, octubre 16, 2008

Comiqueando

Ayer estuve ordenando mi casa y me atreví a abrir un placard que está muy alto (en mi casa hay muchos placares y algunos están vacíos o llenos de porquerías que traje cuando me fui de lo de mis viejos). Me sorprendió la cantidad de cosas que tenía ahí. Más allá de algunos recuerdos personales, el placard estaba lleno de comics. Y con lleno me refiero a que había más de 200. Yo me acordaba que en mi adolescencia había leído muchos comics, pero no que tenía tantos (y ordenados tan minuciosamente)



Hoy veo todas esas revistas (con una caja para cada superhéroe, con una bolsita para cada ejemplar, para que no se lastimaran, como si fueran tesoros) y no las siento propias. Hoy no guardaría nada tan prolijamente, ni creo que podría tener la disciplina de comprar algo todas las semanas. Encontrarme con ellas fue encontrarme, por un rato, con el que era a los 16, 17. Es raro cómo reacciono ante esto. Obviamente, les tengo cariño y me da un poco de ternura, pero no me gusta la idea de seguir teniéndolas si ya no me interesan

Luego de clasificarlas, armé una listita, saqué mi usuario en Mercado Libre y próximamente toda esa colección estará a la venta, a un precio que todavía no supe definir

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