Me aproveché de mi estado atlético para ganarle la carrera al resto de los invitados. Acepto que fue una competencia desigual, pero no fue mi culpa, no había reglas claras. Obviamente llegué antes que el resto a la pista y me quedé con todos los regalitos que pude. En el transcurso de la noche, perdí unos anteojos increíbles, llenos de luces, pero al menos me quedé con todo esto

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