Todos los meses me pasa lo mismo. Llega una instancia capilar en la que me encantan mis rulos, pero sé que ese período dura muy poco. Apenas unos días, con suerte, 10. Luego, llega la debacle y tengo que ir a la peluquería, porque los rulos se hacen incontrolables. Nunca falta alguien que me sugiera dejarme el afro, pero sé que ese consejo suele venir de parte de gente que jamás se lo dejaría, así que no lo tomo en cuenta
Intento resistir durante unos días, pero siempre termino yendo a la peluquería. Durante esos días de incertidumbre, me tiento con cortarme un poquito el pelo y, así, mantener con vida algunos rulos. Pero nunca me animo. Este fin de semana me animé y empecé a cortarme el pelo con el objetivo de llegar con algunos rulos al fin de semana que viene, en el que se casa un gran amigo. En realidad, siento que lo emparejé: corté un poquito arriba, algo a los costados, todavía no supe qué hacer con la parte de atrás. La verdad es que no fue tan difícil y me parece que quedó bien
El sábado metí un poco de mano y ayer corregí algunos detalles. No sé si esta práctica se prolongará demasiado, pero viene siendo divertido
lunes, diciembre 17, 2007
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