martes, diciembre 11, 2007
Confesión televisiva II
Pocas cosas me deprimen tanto como ver el último programa de algún ciclo televisivo. Siento que el corazón se me parte (y que no se me volverá a unir nunca más) cuando escucho a los conductores agradecer a los que están detrás de cámaras y a todos los que hicieron posible ese programa y se despiden hasta una próxima vez que nunca llegará
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