jueves, septiembre 27, 2007
Ay, qué dolor
Bajé a toda velocidad con la bici por Honduras, hasta Acuña de Figueroa (a los ciclistas les recomiendo esa bajadita de Honduras. Ayuda a tomar una velocidad más que interesante). Casi piso a una señora que se corrió a tiempo. Pocos metros después la bolsa que llevaba en el manubrio se desfondó y, en consecuencia, el vino explotó contra el piso. Qué dolor. No quise darme vuelta para ver el cadaver. Preferí escuchar cómo un taxi hacía añicos lo poco que quedaba de mi botella y seguir hacia adelante
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