
En estos últimos años, con mucho coraje, decidí cortar otro cordón que me unía a mi madre y me embarqué en una misión que está llegando a buen puerto: probar cuanta banana pase a mi lado hasta que me guste. No puede ser que no me guste la fruta más popular del mundo, la que todo el mundo come como si fuera una golosina. Mi vieja estornuda en cuanto huele una y creo que yo, de chico, copié esa elección. Luego de tanto probar, ya puedo decir que me gusta, no me vuelve loco, pero la acepté. En cualquier momento, y sin aviso previo, voy a comer mi primera banana y, ahí sí, me emancipo para siempre
Y ni les explico cuando arranque con la banana split en el helado. No me para nadie
4 comentarios:
Y pisada con dulce de leche! Ahí habrás recuperado un pedazo de infancia (de la mía, pero es un detalle)
saludos!
Ojo que la banana es un viaje de ida.
es cierto, nunca lo pensé pero a nadie le disgusta la banana.
Y ahora podés hacer licuados, tortas, comidas como banana frita con arroz picante!, podrías probar los diferentes tipos de banana: el verde, el maduro... Se te acaba de abrir un universo!
Bienvenido (total ya vivís en un país bananero...)
Saludos!
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