jueves, noviembre 06, 2008

Referentes para envejecer (Hoy: Viejos verdes)

Hace dos o tres años alquilé por unos días una casa en Cabo Polonio al lado de otra casa, que era habitada por cinco cuarentones. Por su manera de vestir (todos tenían en todo momento del día alguna ropa o accesorio que los identificaba con Ferro), por su manera de hablarse entre ellos (para un chusma como yo, parar la oreja para saber de qué hablan tus vecinos es una tarea demasiado sencilla), quedaba claro que no se trataba de una comunidad de gays, sino que eran un rejunte de separados

En distintas charlas con ellos, me fui enterando de las siguientes cosas: uno de ellos era director técnico recibido de fútbol de salón, otro era remisero y un tercero tenía un bar; para ahorrarse unos mangos se habían comprado todas las provisiones en Buenos Aires y tenían fernet y caña para abastecer a la isla entera; un día entre cuatro (porque uno de ellos era muy sano) se fumaron 14 porros; ese mismo día uno de ellos quiso rescatar a una mina que necesitaba ayuda en el mar. Pocos minutos después, otro de ellos debió meterse al mar para salvar a los dos; iban a la cancha todos juntos y colgaban una bandera que decía 'Viejos verdes'

Una vez les pregunté si habían encarado a alguna chica durante esas vacaciones y ellos, concientes de sus objetivos en las vacaciones, dijeron, casi a coro, que tenían la edad de los padres de las chicas que se podían encarar y también aclararon que se habían ido de vacaciones para, justamente, descansar del sexo opuesto. Sin embargo, salían todas las noches (a bares, recitales) y volvían más tarde que yo

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