Cada cierta cantidad de tiempo no muy establecida (un año y medio, dos años, como mucho) se me despierta una pasión por tirar cosas. El ojo se me afina y en mi casa (en los placars, en las repisas, en los cajones, en casi todos lados) empiezo a ver cosas que ya no me gustan. O ya no uso. O ya no me representan. Y las tiro
No es todo tan fácil como suena. Tampoco es un proceso automático. No es que las identifico y las tiro al día siguiente, sino que me paso un par de meses mirando a esas cosas y, en voz baja, les voy anunciando que en cualquier momento las tiro a la mierda. La representación más gráfica aparece con las remeras. Se da un recambio total en las escalas: algunas que eran para todos los días pasan a ser para dormir. Otras que eran para dormir pasan a tirarse y, ya que estoy, me compro algunas nuevas
Tirar cosas debería ser una práctica más habitual y menos sentimental. Es fácil: vamos creciendo y vamos dejando atrás personas, lugares, costumbres. Y bueno, en ese proceso es lógico que nos vayamos desprendiendo de objetos. El plan de andar con poco peso, liviano, sin tantas ataduras, suena más tentador y sano
miércoles, octubre 03, 2007
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2 comentarios:
Yo soy igual, me encanta deshacerme de lo q ya no sirve, es como si me sintiera abrumada cuando hay mucho. Todo el tiempo pienso "que horror si me mudo... hay q tener poco..." y la fobia se va acrecentando. El efecto opuesto es después de tirar pensar si no hubiera estado bueno guradarlo para mis futuro hijos! jajaja
Por otra parte, tampoco debe irse al otro extremo, y tirar todo a la mierda. Por ejemplo, yo había salvaguardado una caja de zapatos con juguetes de mi infancia, y un día en uno de esos ataques la tiré al demonio. Ahora me arrepiento, claro que si.
Descansen en paz, Leonardo y Donatello importados, donde quiera que estén.
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