Ayer fue un día de ciclotimia laboral. Un laburo que tengo, que venía pendiendo de un hilo, parece haberse caido definitivamente. Una hora después de haberme enterado de esto, un amigo me escribió para pasarme una changa. No creo que se convierta en un laburo muy formal, ni que sea muy interesante, pero al menos sirvió para levantar el ánimo. Y todas estas noticias me hicieron acordar que el 30 de noviembre del 2000 me echaron por primera vez
El portal El Sitio fue mi primer trabajo periodístico y ahí estuve casi dos años y medio. Recuerdo que se venía hablando de reducción de personal y cada fin de mes venía siendo una carnicería. Ese 30 de noviembre me llamó el que era mi jefe, me dijo que la decisión era casi azaroza, que le podría haber tocado a cualquiera, pero que me tenían que rajar. Me puse muy mal, pero me fui a lo grande: luego de llorar en el hombro de mi amigo Fede, fui a visitar a la secretaria de una jefa que había y le pedí que se siguiera poniendo esas polleras tan cortas que a mis amigos tanto les gustaban
Más tarde fui al despacho de Robi Cibrián, que en ese momento era el dueño del circo,
y le conté que me echaban, luego de trabajar más de dos años en la empresa. Mantuvimos una charla muy bizarra durante algunos minutos de la que mucho no recuerdo. Más tarde llamé desde ahí mismo a Leo Carioca, que todavía era Leo Wilde, que estaba laburando en una fantasía a la que me hizo entrar a los 30 días. Estuve sin trabajo durante diciembre y, por suerte, en enero ya tenía dos trabajos
El Sitio me sirvió para tres cosas: para escribir por primera vez y empezar a delinear un estilo personal, que sigue en construcción; para hacerme varios y muy buenos amigos; y para pagarme la mitad de mi casa gracias al maravilloso estatuto del periodista
jueves, diciembre 01, 2005
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario