Arranqué con la compra de unas sedas con sabores. Las olí todas (vainilla, menta fresca, banana) y elegí las de frutilla. Algunos días después compré un mortero, que venía queriendo hace rato para picar cosas o armar caipirinhas. Para esa altura llevaba gastados $19,50 (4,5 en las sedas, el resto en el mortero). El lunes di una vuelta por el Barrio Chino y compré cous cous ($18), que me gusta mucho y también me lo venía censurando, y unos anteojos negros ($15), muy faroleros y que, supuse, me quedaban bien
Cuando subí al escenario de la Kermes, junto a Lake y a Matías, que debían cumplir la misma consigna, me enteré de que todas mis compras se iban a sortear. No me gustó la noticia pero la acepté para no hacerle una escena al Capitán delante de todos sus fans. Mi lote se lo ganó una chica que estaba sentada justo detrás mío y se apiadó de mi y me regaló los anteojos y el mortero, porque yo había contado toda esta historia al micrófono. Aprovecho la ocasión para volver a agradecerle y, ya que estamos, le quiero preguntar si el hombre que estaba al lado suyo era su papá y, en ese caso, saber qué dijo sobre las sedas saborizadas
Acá estoy con mis anteojos nuevos y mi primer mortero

1 comentario:
sedas gusto frutilla...it's ok.
Al rato volves a preferir "regular".
Ah, serà esta una muy mala forma de contarte, pero pasa por http://www.growingminime.blogspot.com/ y enterate.
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