¿Cuál es el límite entre un chusma y un curioso? ¿Qué distingue a un chusmeta de un preguntón? ¿La intención? ¿La malicia?
Me reconozco como alguien curioso y, en ocasiones, también chusma. Me di cuenta de que me gusta ser chusma con los problemas de la gente que no me interesa. No me ruborizo al contar el secreto de gente que no me merece mucho respeto o no considero muy amiga. Si un amigo me cuenta algo groso, no tengo problemas en callarlo durante años (he llegado a olvidar los secretos más preciados de amigos con tal de no revelarlos)
Luego de mi último trabajo de oficina, me descubrí como un gran chusma. Me encantaba darle difusión a las peleas entre compañeros de laburo o a los problemas conyugales de alguien. Inclusive, esta semana me enteré que a esa empresa va a entrar una chica que será acreedora de un suculento sueldo y lo primero que hice fue contarle la cifra a cierta amiga travesti que allí trabaja
El ser chusma, creo, que implica difundir información sin el menor prurito ni cargo de conciencia. El chusma es bocón, metepúa y algo malicioso. Tres condiciones que no cualquiera está preparado a aceptar como propias
Nota: quizás este post sea solamente una excusa para publicar esta foto que, cabe aclarar, fue encontrada una vez que el post ya estaba escrito
miércoles, febrero 01, 2006
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
2 comentarios:
y pensar que adriana salgueiro me gustaba, y en ese entonces yo ni siquiera lo sabía
A todos nos gustó en una época, quédese tranquila
Publicar un comentario