Apenas me enteré de que Ramiro Musotto volvía a tocar a la Argentina, me aseguré mi presencia en el show. Ya lo había visto a principio de este año en La Trastienda y me había sorprendido mucho su propuesta. La historia dice que a los 18 años abandonó su Bahía Blanca natal y se radicó en Brasil con la idea de ser percusionista. Luego de estudiar y estudiar, terminó tocando con Caetano Veloso, Gilberto Gil, Daniela Mercury y Marisa Monte, entre muchísimos más, y se convirtió en un referente de la percusión en Brasil, donde precisamente no falta gente que sepa sacarle sonidos a los parches
La idea artística de Musotto me resulta muy tentadora: toma elementos clásicos de la percusión y los fusiona con electrónica. Con instrumentos como el birimbao, una infinidad de tambores o el pandero, logra hacerte bailar a lo loco, sin perder de vista dónde nació: no pretende sonar como en Manchester, Londres o New York, porque el tipo se crió acá
Creo que es la evolución ideal de ciertos ritmos que hoy por hoy pueden resultar algo aburridos en su versión más tradicional. El ejemplo más claro de esto fue cuando tocaron una canción medio parecida a la baguala con las típicas cajas del norte y con sikus pero con un ritmo muy bailable. A mi también me aburre la versión más pura de la electrónica, así que este show, que mezcló cierta tradición musical con elementos más modernos, fue el comienzo ideal de un buen fin de semana
En definitiva, creo que Musotto encarna perfectamente aquello que cantaba Café Tacuba en 'El fin de la infancia' en su disco 'Re':
Hoy quitaré el miedo,
a sentirme en la vanguardia,
sin tener que ir a New York,
para ver allá qué pasa
domingo, noviembre 27, 2005
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