sábado, junio 18, 2005

Tengo que ser más vivo

Resulta que el viernes por la noche estábamos bailando en Niceto con unos amigos en la parte más chica del lugar. La música electrónica se había transformado en una auténtica tortura, así que nos pasamos al otro sector, que si bien no tiene una oferta musical mucho mejor, al menos pasan canciones cantadas, lo que no es poco. (Me detengo un segundo en este punto: sinceramente, llega un momento de la noche en que prefiero que pasen 'Pechito, cachete, ombligo' a seguir disfrutando la performance del DJ Copaitor de turno)

Ya instalados en la pista más grande, veo de lejos a un viejo amigo, con quien nos habíamos distanciado con prudencia hacía ya unos cuantos años. Sin embargo, la conexión con él fue instantánea y rápidamente nos estábamos riendo como antes. La buena onda iba creciendo hasta que dice "¿Armo un porro?". Y daale.

Saca una cajita de metal de Mamuschka (la marca de gloriosos chocolates del sur), se pone a picar y un tipo se le para al lado. "¿Qué estás haciendo?", le pregunta. "Picando porro", le contesta, con una lógica asombrosa.

El flaco resultó ser de 'Prevención' del lugar y le transmite su intención de echarlo del lugar. Solidario como soy, lo tomo del brazo al patova y le digo que no, que no hace falta echarnos por armar un porro. En ese momento empezó una serie de negociaciones muy raras. A mi también me querían echar. Es más, había pasado a ser una especie de blanco del patova, que me quería echar a toda costa porque lo había tomado del brazo y eso no le había gustado.

"Esperá que agarro mi abrigo", le digo. Aparece otro amigo en escena, que no tengo idea qué le decía, pero le daba unas palmaditas en el hombro, como calmándolo. Viene el otro patova, me repite la idea de sacarme del lugar, yo insisto con que no puedo salir desabrigado. Mis otros dos amigos siguen calmando al otro. Como si nada, los dos representantes de la 'Prevención' se fueron serenando y nos permitieron quedarnos. Me dijeron una serie de cosas que no recuerdo, pero a las que yo le decía "tenés razón, claro".

Sí recuerdo claramente sus palabras antes de alejarse de nosotros: "Tenés que ser más vivo", me dijo uno, como consejo.

Chocolate por la noticia! Hace años que lo vengo pensando!

No quedan dudas de que fue un triunfo de la razón por sobre el músculo. Igualmente, me quedé algo traumado con la escena. ¿Si ven a uno clavándose una pastillita se le tiran encima y le abren la boca para sacársela, como a los perros cuando comen algo que no deben? ¿Qué hacen si descubren a uno peinando una línea? ¿Le soplan la merca y le pasan la propaganda del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires en un televisor?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

interesante.

A_marucevich dijo...

Flaco... Buenisima la comparacion del perro.. Ja ja ja