viernes, febrero 25, 2011

Pequeñas rebeldías

Por hacerme el rebelde y sacar la basura a cualquier hora, los secuaces del inútil de Mauricio multaron a mi edificio. Ahora en la puerta de entrada de casa hay un cartel que advierte sacar la basura a horario. No di la cara frente a los vecinos, ni pienso hacerlo, pero seguro que ya saben que la multa llegó por mi culpa

miércoles, febrero 23, 2011

Oído al pasar

En la avenida Córdoba y Palestina, una madre le dijo a su hija adolesente: 'Cuando volvamos a Gualeguay vos vas a ir al nutricionista'

domingo, febrero 20, 2011

Qué lindo cuando los grandes se juntan




Cabe aclarar que la foto de estos dos genios tropicales la vi en Facebook y no pude más que ponerla de fondo de pantalla

jueves, febrero 17, 2011

En las buenas y en las malas

Hace unos meses, pusimos al payaso brasilero Tiririca en nuestro olimpo de nuevos ídolos por haber conseguido una banca de diputados, igual que la histórica dupla Bebeto - Romario. Hoy queremos bancarlo más que nunca, justo un día después de que se confundió de botón en la Legislatura y terminó votando a favor de la oposición, justo lo contrario que él quería

miércoles, febrero 16, 2011

Baulera

A menos de un mes de mi partida hacia la tierra de la cerveza, la salchicha y las consonantes, me sumergí en la baulera de mis viejos para comprobar que allí no hubiese enterrado algo que pudiera necesitar. Me encontré con una bicicleta que mi viejo me regaló a los 12 y usé poco, con una hamaca paraguaya que nunca encontró su lugar y con mi vieja compu de escritorio. Entre unas sillas que eran de mi abuela, al fondo de todo, en el lugar más húmedo, encontré una caja llena de fotos de la juventud de mis viejos. En la playa, en cumpleaños, con familiares, muchas fotos de ellos con sus primeros sobrinos, de esa época en la que todavía no eran padres. Estaban pegoteadas con los negativos, hongueadas, dobladas. Mi vieja aparece con vestidos bastante copados y mi viejo está haciendo una morisqueta en casi todas las fotos. Recaté las fotos, elegí algunas, me las llevé y se las dejé arriba de la mesa. No entendí cómo habían llegado hasta ahí esas fotos, por qué no les interesó cuidar, por ejemplo, las de su casamiento. Ayer le comenté algo de todo esto a mi amigo Edu, que ya es padre, y me dijo que ni intente entenderlo, que él se da cuenta que su hijo nunca va a entender algunas cosas que hace él y que le parece lógico. No estaba en condiciones de llevarle la contra así que le di la razón, pero igual me dieron pena esas fotos ahí abandonadas

martes, febrero 15, 2011

sábado, febrero 12, 2011

Una sola certeza

Cuando falta menos de un mes para irme a Alemania, tengo muy pocas cosas confirmadas y una sola certeza: hay fulbito en unas canchitas públicas los martes de 18 a 19.30 por 3 euros. Llego con la camiseta de Buenos Muchachos, un dream team que integré, con la 5 la espalda. Si entro en racha y tomo confianza, un par de semanas después me clavo una vincha y digo que soy el primo enrulado del Pájaro. Total, no me conoce nadie

jueves, febrero 10, 2011

'Missing', de Alberto Fuguet

El tío Carlos se perdió. Nadie sabe dónde está. En realidad no se perdió. Simplemente dejó de llamar, de escribir cartas. Se mudó y cambió de laburo sin avisarle a nadie. Ningún familiar logró contactarlo y él no dio señales durante años. El sobrino preferido, el único que le dio cariño a esa oveja negra que siempre hizo regañar a papá, el sobrino artista, el único que se preocupó por entenderlo, decide ir a buscarlo. Y se zambulle en los Estados Unidos como si fuera una gran pileta y da muchas brazadas hasta que encuentra algunas pistas


Me gustó mucho la forma que usó Alberto Fuguet para contar casi toda la historia. Una primera persona en función de un personaje principal que, en este caso, es un enigma familiar. El tío Carlos se mandó mil cagadas, estuvo preso, se casó un par de veces, no tuvo hijos ni empleos demasiado estables. Fue hippie y representó a Estados Unidos en una guerra. Además, era percusionista. Cuando el autor era chico, su tío era su ídolo familiar. No podía dejarlo ir, como hizo todo el resto de la familia

Copio un fragmento de la mejor parte del libro, la que está escrita en primera persona, como si el tío contara sus peores y mejores días:
le digo fuck the taxi, fuck the plane, i'm driving back,
me lo llevo,
quiero estar en el desierto antes de que esté oscuro,
quiero ver el desierto rojo y naranja
y le hago el cheque,
se lo lleno con cuidado
mirándolo a los ojos,
conversando, hablando de vegas y recomendándole shows,
hoteles donde tienen los mejores bufés,
y él me cuenta que es nuevo,
que trabaja a comisión,
que esta comisión le viene del cielo
que este fin de semana será bueno para él
que se va a dar un gusto,
y me llena los papeles,
me pasa las llaves y me hace firmar,
sé que ya es mío,
que lo hice,
lo hice de nuevo,
me estoy saliendo con la mía,
puedo ser bueno para esto,
a veces uno sí tiene una segunda oportunidad,
ahora hay computadores
para chequear las cuentas de los bancos,
el banco estaba cerrado,
ya era viernes,
estaría cerrado hasta el lunes,
el mormón o su jefe no podría confirmarlo
o enterarse
de que no tenía fondos hasta el lunes por la mañana.
dos cosas podían pasar:
que el tipo desconfiara y me dijera:
nos vemos el lunes,
o que me lo diera para poder irme a vegas.
Me lo dio ese viernes.
partí.
sin mirar atrás,
sin despedirme,
con lo puesto,
dejé mis ropas y mis pocas cosas donde mis padres,
puras cosas materiales,
cosas que no me importaban.
manejé horas y horas,
crucé la frontera,
la frontera de californa y nevada,
estaba en otro estado
y mi delito ahora era federal,
ahora jugaba en serio
y me sentí el tipo más afortunado
y valiente del mundo

miércoles, febrero 09, 2011

A favor de la belleza y en contra del lugar común

En estos días se estrena 'Hacerme feriante', de Julián D'angiolillo. Cuando la vi en el Bafici ya escribí algo al respecto, ahora dejo algunos links para que lean una entrevista al director y una nota sobre el lanzamiento de la peli en La Salada, con una función de madrugada. La vuelvo a recomendar porque es una bellísima peli política y, por una vez, la cámara no agrede ni discrimina al que, por ejemplo, piratea DVD

sábado, febrero 05, 2011

3 cosas que traen mala suerte

Esquivar a los gatos negros y no abrir paraguas debajo del techo son costumbres que conviene mantener, pero la mala suerte también se esconde en nuevos lugares. Es hora de conocerlos:

Usar las escalera mecánica cuando no anda: prefiero usar la escalera normal antes que una eléctrica que no anda. Me parece una clara señal de mala suerte, sobre todo porque estamos queriendo usar algo que, en realidad, tiene otra función. Sobre esa alfombra de metal deberíamos deslizarnos y no hacer esfuerzos. Estamos yendo contra la máquina y eso nunca es bueno. La mala suerte se multiplica si se la usa para subir

Ténder vacío: dejar el ténder vacío y abierto me parece que no llama a la fortuna. Después de usarlo, hay que doblarlo y cerrarlo. Un ténder vacío y abierto es un llamado a que la mala suerte allí se pose, como un pájaro de mal agüero

Pasar por debajo de andamios: desgraciadamente, en los últimos años uno se cruza con demasiados andamios por Buenos Aires porque se construye cualquier cosa en cualquier lado. Siento que estos techitos de fierros cruzados alejan a la suerte, nos imponen un techo que no es real. Los esquivo siempre que puedo e intento jamás caminar por debajo de ellos. No creo que se vayan a venir abajo pero tampoco me siento cómodo allí encerrado

jueves, febrero 03, 2011

Vamos DJ, con la mano arriba

Recién son las 24 y me perdí el primer Superclásico del verano, que no me interesaba hasta que supe que no podía verlo, porque en este club de barrio no hay tele. Club de la comunidad paraguaya, en el que una amiga de mi jermu va a festejar su cumple junto a otras amigas y en el que voy a ser DJ por un rato. Con la canchita de papi fútbol decorada con globos, las luces bolicheras encendidas, el sonido armado y la bebida enfriándose, me acerco a la compu para pegarle la primera chequeada a la lista de temas. A pocos pasos de la mesa me doy cuenta que me olvidé en casa el pen drive con la lista que armé especialmente (las carpetas se llamaban Cumbión, Balcanic, Todinho (con música brasilera) y Mamina, poneme un hielito, con hits más actuales). El viaje desde San Telmo Profundo hasta Almagro ida y vuelta me lleva 40 minutos y cerca de la 1.15 me hago cargo de la música. Vuelo de un plumazo un tema supuestamente divertido, no recuerdo si de algún programa de tele o de algún actor que intentó robar con la música. Pongo tres rocanroles muy finos seguidos. Mientras suena Mott the Hoople se acerca una de las cumpleañeras y me avisa que las amigas quieren algo más 'latino'. Arranco con unas cumbias peruanas instrumentales, onda Los Destellos, y acudo a carpetas ajenas para algunos hits tropicales de los 90, tipo Sebastián o Gilda. Menos mal que una chica trajo mucha música que yo no había tenido en cuenta, tipo Shakira, reguetón o 'bailable nacionales', así se llamaba la carpeta que incluía, por ejemplo, Pi pa pú, de Los Visitantes que es nacional pero no creo que sea bailable

Mientras mi asistente me sugiere algunos hits al oído y me trae cerveza, noto que una de las cumpleañeras empieza a venir demasiado seguido a la mesa. Me pide reguetón, me sugiere que me fije en las carpetas que trajo ella. Una se llama 'Los Redondos'. Descartada. Otra 'Tego Calderón', que creo que es un reguetonero pero no estoy seguro. Ella me sugiere algunos temas de Tego, que se debe llamr Tiago y yo me estoy acordando mal pero me da tanta fiaca googlearlo que prefiero rebautizarlo, y los voy mechando a lo largo de la noche. Al fin y al cabo, es la cumpleañera y tiene que escuchar la música que quiere. Al rato se me acerca otra chica y me dice que su novio tiene un disco muy bueno. 'Todo electrónico', dice él, con tono vendedor. Me pareció rara la idea que esa gente, que sólo se movía cuando aparecían las cumbias más conocidas, se bancara el disco del grandote, pero yo ya estaba cansado, me estaba meando encima y no quería más lola. 'Dale, traelo', acepté con un tono de forzadísima buena onda

Le enseñé más o menos cómo se ponían los temas, le señalé el volumen y lo abandoné en la primera curva. No iba yo a hacerme cargo de su disco todo electrónico. Él nunca se había imaginado al frente de la situación pero ahí quedó. A los pocos temas no había nadie bailando, un grupo de amigos se pusieron frente a la pantalla y se peleaban por poner los nacionales bailables o los mejores reguetones que todavía nadie conoce. Aproveché el recreíto para charlar con amigos y para tomar una cervecita más. La fiesta no levantaba y en un momento se dio un silencio. Se había terminado la música. No había nadie frente a la compu. Acefalía total. No lo pude permitir. Me hice cargo de la situación, me di el gusto de poner algunas bandas que me gustan, volví a la cumbia, volvió la gente a la pista, manoteé temas de todos lados y mandé algunos sin tener la menor idea de qué saldría, pero el alcohol también había hecho su parte y ya nadie esperaba tanto de la música. Otra amiga se hizo cargo de la situación cuando volví a cansarme y ya me dolían las piernas de estar tanto rato parado. Me fui de la fiesta con la certeza de haber salvado al mundo una vez más