lunes, agosto 16, 2010

Servicio de radio a bordo

El micro de vuelta fue mucho peor que el de ida. Directamente no los tendría que comparar. Eran de dos categorías diferentes. Uno tenía asientos amplios, se deslizaba por la ruta y su servicio incluyó una bandeja Granix. Algunos asientos del otro no se querían reclinar, los pasajeros saltamos con cada pozo y, ante el menor reclamo, uno de los choferes le sugirió a una señora rubia que dejara una queja en la terminal

En el de vuelta, pese a que era de día y que el espacio para las piernas era chico, me dormí profundamennte, como suelo hacer en todo medio de transporte. La incomodidad inicial se transformó en desesperación cuando me desperté por el volumen con el que se escuchaba un programa deportivo de radio. Me llamaba la atención la cercanía que sentía con el conductor. Giré la cabeza contracturada y me encontré con lo inesperado: tres periodistas, que subieron en Santa Fé, estaban saliendo al aire desde el micro:
- Para esta segunda fecha del torneo, el tatengue estará visitando al equipo de Chacarita, luego de arrancar con el pie derecho tras la victoria en la jornada inaugural en este campeonato que depositará al campeón en la máxima categoría del fútbol nacional. Unión no gana en condición de visitante hace casi un año, con lo cual este equipo periodístico no vería con malos ojos un empate, un punto que lo dejaría en una posición expectante en un campeonato que recién arranca pero blaca blaca blaca

Tenían dos micrófonos, dos juegos de auriculares y un maletín que parecía servir de antena o algo así. Tuvieron varios desperfectos técnicos y se enojaron porque un locutor anunció que saldrían al aire luego de 'dos anuncios'. No querían que se supiera exactamente cuántos avisos tendrían que soportar los oyentes para seguir escuchando su pormenorizado informe. Mientras participaban en distintos programas de su radio y repetían su intrascendente información, yo me dormía y me volvía a despertar con un análisis del desempeño de Colón en las dos primeras fechas o me enteraba que a otro jugador le faltaba realizar un trámite para poder debutar. Todo siempre dicho a los gritos y con ese modo enroscado de hablar, que no sé quién se los enseña

Quise distraerme comiendo pero la bandeja del micro de vuelta, con dos pálidos simples de jamón y queso y una galletita dulce con algún nombre autóctono como 'El coatí', me deprimió tanto que quedé inapetente pero muy informado

3 comentarios:

Cristian Molina dijo...

Es curiosa la impunidad con que esta gente perpetró su programa. Me ha tocado salir al aire por teléfono estando en micros de larga distancia y, además de sentirme muy cohibido por molestar al resto del pasaje, generalmente busco ir al baño, mandarme a algún sitio con muchos asientos vacíos o de última, taparme con frazadas, camperas y todo lo que pueda sofocar el sonido.
Cuando salgo por teléfono no tanto, pero cuando salgo desde la cancha, mi mujer se sorprende porque dice que también adopto un tono gritón adaptado al ritmo y el tono de la transmisión.
Pero eso sí, el modo enroscado atrasa varios siglos.

jose dijo...

Y sí, las transmisiones son aceleradas pero estos eran tres pelotudos

El Vasco dijo...

Pero el problema es que la gente realiza cosas en donde no debería. Por más que te tapes con camperas o una gorda, el colectivo de larga distancia no es para hacer un programa de radio, ni para escuchar música con el celular sin auricales ni tampoco para trozar 3 pollos en presas y ponerle papel film (o como se escriba).

El otro día me tomé el Transporte La Plata que va hasta chivilcoy y los policias (que viajan gratarola) y tres choferes pararon en la ruta, cargaron agua, se compraron un salame gigante y se armó la picada en las 3 filas de asiento. Y yo que estaba en la cuarta fila no me convidaron ni un lavado. Ratis putos.