lunes, mayo 24, 2010

'Potestad', de y con Eduardo Pavlovsky

Siempre escuché que el Tato Pavlovsky es uno de los más grosos del teatro, que fue maestro de cientos de actores y me daba vergüenza ni siquiera conocerle la cara. Por suerte, Perez me dijo que no me podía perder 'Potestad' y tengo que agradecerle, porque sino nunca hubiese conocido a este clásico nacional. Y tiene motivos para serlo. Por empezar, la actuación de él, que se gana a la platea desde el principio, con un manejo de la palabra y de los tiempos alucinante. Mira a la gente a los ojos y logra empatía al instante. A medida que la historia se va desarrollando, a uno le da asco haberse reído de lo que decía ese tremendo hijo de puta que interpreta Pavlovsky

En la mitad de la obra, o tal vez un poco antes, entra en escena Susy Evans, la otra protagonista, que dice muy pocas palabras, pero no hace falta que diga mucho más. Con su llanto, su mirada perdida, sus justificaciones, sienta posición y muestra qué hizo, qué pudo hacer, muchísima gente frente a la masacre que produjo la última dictadura. Les recomiendo sacar entradas con anticipación y que la vayan a ver porque reflexiona sobre los milicos y las apropiaciones como nadie lo hizo. También les recomiendo que tengan un Plan B para después de la función que les sirva para remontar el ánimo

1 comentario:

Anónimo dijo...

El Tato, es uno de los grandes valuartes que tenemos en nuestro país. Pena que algunos retardados no tengan la agudeza mental para reconocerlo. Deberíamos tener más difusión en los medios cada una de sus obras, y homenajearlo con el lugar que le corresponde, el de un genio no sólo de la escena, sino también del pensamiento. Algo que no abunda.