'Era como si un muro los separase, en esa hora del crepúsculo en que la tristeza irrumpe desde el horizonte, ceniza y rojo, cuando cada cosa y cada ser viviente muere un poco al morir el día'
'Había tenido el pálpito mientras andaba caminando tan tranquilo por las calles, lo había sentido como una certeza total y absoluta, sin riesgo de engaño ni de mala suerte, una certidumbre total de que esa tarde y esa noche iba a hacer saltar todas las bancas del juego de la ciudad, una por una, comenzando por las ruletas del Tabarías y terminando por el antro oscuro de Paranaguá Ventura. Certidumbre que fue creciendo en él, dominándolo, exigiendo acción, obligándolo a deshacerse de una inútil peregrinación en procura de plata, y por último a ir, contra su voluntad, en busca del dinero de doña Flor'
Estoy copado con 'Doña Flor y sus dos maridos'. Y eso que todavía conozco a uno solo de ellos. No me cuenten cómo sigue, por favor
Oído al pasar: hoy leí bastantes páginas en un viaje hacia Floresta, hasta que la atención se me fue hacia la charla de dos jóvenes punks que estaban cruzando el pasillo del 92. 'No quiero estar careta, quiero escabiar. Me voy a comprar un licor de melón', le decía él a ella, que antes le había preguntado cuánto calzaba su hermano porque necesitaba zapatillas. 'Pero él es re chico, tiene 11 años, ¿vos cuánto calzás?', le repreguntó él. '42' le respondió la punk, que además era pelirroja
lunes, junio 15, 2009
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