
La primera Navidad la festejamos en Haedo, creo que él todavía vivía allí, y la quisimos hacer completa, así que fuimos a la iglesia. Yo nunca antes había ido a una misa, así que me sorprendía mucho que todos supieran todas las canciones. Era increíble, todos las sabían y yo no conocía ni un estribillo, ni una frase. Todo era una sorpresa. Cuando no sé por qué motivo todos nos tuvimos que poner de rodillas, entre los fieles pasó caminando una mina de tacos altos, mini muy provocativa y escote. Automáticamente, pasó a llamarse el gatone de Navidad. No me acuerdo si la mina fue hasta adelante para decirle algo a un tipo o si se quedó durante toda la misa. Quiero recordar que fue hasta adelante, le dijo algo y luego se fue y se subió a un auto que la esperaba en la puerta. Fue un detalle que a nadie en esa iglesia le pasó desapercibido. A la salida, todas las señoras se preguntaban quién era esa chica y las versiones no tardaron en aparecer. Cuando terminó la misa, fuimos a la casa de los viejos de Fede, cenamos, bebimos, con él después nos fuimos a seguir tomando a un costado de la vía del tren y al día siguiente su ex cuñado reventó una Pelopincho con un panzazo que resultó mortal. Fue una Navidad muy completa, llena de anécdotas
Esta Navidad no la pasaré con él ni con su familia porque no me pude resistir a una invitación del Tigre. Igualmente, este post va dedicado a mi amigo Fede a quien le deseo siempre lo mejor y aún más en esta Navidad. Y también se lo dedico al gatone de Navidad
2 comentarios:
Què buena anècdota la del gatone, finalmente en una misa pasa algo interesante!
muy buena la iglesia y el gatone! Ir a la iglesia trae recompensa jose
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