No tuve Internet durante toda la mañana de hoy y la bronca fue grande porque el viernes pasado me había pasado algo similar. No tuve más remedio que llamar a la empresa para quejarme y hacerme el enojadísimo
Volví a ver lo poco preparado emocionalmente que estoy para esas situaciones: si me quiero hacer el rudo, el empleado me termina dando lástima. Si me sale el lado comprensivo, me quedo sin el servicio que debería tener. Si me hago el irónico, siento que jamás me resolverán el problema. Se ve que tan mal no me fue o que tan difícil de solucionar no era, porque ahora el módem volvió a tener muchas lucecitas y mi corazón volvió a latir
Nota estadística: es notable cómo sube mi productividad laboral en cuanto no tengo Internet
lunes, mayo 19, 2008
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