lunes, febrero 26, 2007

Acerca del carnaval porteño

Durante el último fin de semana pasé por un par de corsos ubicados en distintas avenidas de la ciudad. Vi a Mamarrachos de Almagro y sufrí un baño de espuma en la avenida San Martín. La verdad es que se me hace difícil tomar a las murgas como protagonistas de eventos artísticos. Más bien, creo que cumplen una función social: de contención, de punto de encuentro, de descarga, de diversión. Todo ese lado me despierta ternura y cierta gracia, pero se hace imposible disfrutar de su ritmo monótono, de sus disfraces horribles y de su danza epiléptica

Desde Bien Ahí, apoyamos la organización de los corsos, los feriados que se recuperaron para los municipales y que se les de un espacio dentro de la agenda de eventos del Gobierno de la Ciudad. Sería muy fácil escribir una crítica mordaz y ácida (y snob) a los carnavales, que muestran el populismo más simplón: choripanes, humo, bebidas de segunda y tercera línea, pendejos corriendo con el pomo en la mano. Nada de eso me molesta en particular, simplemente, pido un poco más de onda y no sufrir tanto con esos ritmos tan aburridos

3 comentarios:

Francisco dijo...

Disiento. Yo no llamaría populismo simplón a una manifestación cultural, sólo porque pertenezca a otro sector social.
además... te gusta Bisbal y te quejás de la falta de onda de los corsos? mmm...
carajo... ahora me dieron ganas de comer un chori grasiento y acá no hay.

jose dijo...

No me gusta Bisbal

me gusta esa canción de Bisbal, que no es lo mesmo

Francisco dijo...

verdad. es distinto.
por cierto, tu blog anda raro. Si entro directo a la url de un post, no se ven los mismos comments que si entrás desde la home, y viceversa.