martes, octubre 31, 2006

Acerca del TC

Apenas uno se aleja unos kilómetros de la Capital, se empieza a dar cuenta de que la burbuja porteña es mucho más grande y dañina de lo que pensábamos. La siesta no es un placer culposo, jugar a diario a la quiniela no está mal visto, los ritmos musicales autóctonos pueden ser escuchados sin que demasiada gente nos mire de reojo, no hay que cuidarse tanto de pícaros y ventajeros, entre muchos otros ítems

La oferta cultural, de entretenimiento, de ocio, es mucho menor y ese es el puntapié inicial para maximizar recursos. La charla, o el chusmerío (depende de cómo se vea), es el deporte femenino por excelencia. Los hombres se entretienen en disciplinas físicas de todo tipo. Entre ellos, se destaca una pasión que a mi nunca me deja de llamar la atención: los fierros

Es habitual ver a jóvenes desarmando motores durante toda una tarde para luego volver a unir todas esas piezas de la misma forma en la que estaban unas horas antes. Ciclomotores o motos pueden también ser objeto de esa extraña disección. '¿Para qué los desarman, si así andaban lo más bien?', piensa uno, mientras se imagina qué horror que debe ser tener las manos así de engrasadas. Los porteñitos más distraídos creemos que el tenis, el básquet o el golf son deportes que están creciendo y que en algún momento le podrán hacer sombra al fútbol. Pero lo cierto es que el Turismo Carretera es la verdadera pasión nacional

No puedo entender la gracia del TC, ni de ninguna competencia automovilística. Así como muchos ven a 20 giles y dos arqueros corriendo detrás de la pelota, yo en el automovilismo apenas logro ver carteles publicitarios sobre ruedas, dando vueltas y chocando entre sí. Las maniobras más heroicas no me causan ningún tipo de emoción y lo único que me interesan son los apodos y, ¡lógico!, las promotoras

Al igual que con las novelas, me encantaría que me guste, aunque sea un poco, el TC. Es una pasión argentina a la que me gustaría correponder. Pero sinceramente no le encuentro la gracia a que esos autos ridículos (sin asiento de atrás, por ejemplo) se enfrenten cada dos semanas en distintos punto del país. ¿Por qué se elige a una marca y no a otra? ¿Por los pistones? ¿Por los platinos? ¿Por el eje? ¿Por los motores? Debo confesar que acabo de mencionar las pocas palabras que conozco relacionadas a la mecánica pero, vamos, seamos sinceros: ¿qué es lo copado del TC? Juro hacer el intento por entenderlo y sumarme próximamente a hinchar por algún piloto (no me pidan que me haga de una marca, ya me suena demasiado pelotazo)

1 comentario:

Anónimo dijo...

La conjuncion de fierros + bebida + promotoras (mientras culo mas grande mejor) es el gran placer del machista argentino.