lunes, junio 26, 2006

Los pichiciegos, de Fogwill

El miedo: el miedo no es igual. El miedo cambia. Hay miedos y miedos. Una cosa es el miedo a algo -a una patrulla que te puede cruzar, a una bala perdida-, y otra distinta es el miedo de siempre, que está ahí, atrás de todo. Vas con ese miedo, natural, constante, repechando la cuesta, medio ahogado, sin aire, cargado de bidones y de bolsas y se aparece una patrulla, y encima del miedo que traés aparece otro miedo, un miedo fuerte pero chico, como un clavito que te entró en el medio de la lstimadura. Hay dos miedos: el miedo a algo, y el miedo al miedo, ese que siempre llevás y que nunca vas a poder sacarte desde el momento en que empezó.
Despertarse con miedo y pensar que después vas a tener más miedo, es miedo doble: uno carga su miedo y espera que venga el otro, el del momento, para darse el gusto de sentir un alivio cuando ese mido chico -a un bombardeo, a una patrulla- pase, porque esos siempre pasan, y el otro miedo, no, nunca pasa, se queda.
-¿Y ahora? -guié.
-Tampoco, ya no, tampoco -dijo y me miró-. ¿Entendés?
-Sí, respondí convencido.
-No. ¡No me entendés! Seguro que a vos alguna vez habrían estado a punto de boletearte, fuiste preso, tuviste dolores en una muela, o se te murió tu viejo. Entonces, vos, por eso, te pensás que sabés. Pero vos no sabés. Vos no sabés.

Este párrafo es un fragmento de 'Los pichiciegos', de Fogwill, el libro que más me gustó y me conmovió de lo que leí en el año. Un libro corto, fácil de leer y muy difícil de quitártelo de la mente

Más sobre 'Los pichiciegos' acá, en Radar y Clarín

3 comentarios:

Anónimo dijo...

que libro mas desagradable! es el libro mas feo que lei,es muy confuso,y realmente para entenderlo bien hay que leerlo dos veces.

V. C. dijo...

Jose: coincido con usted en que es un libro inolvidable. lo leí por vez primera en el 2007 y casualmente he marcado ese párrafo que usted señaló (que pertenece a la segunda parte de la novela) como uno de los fragmentos más escalofiantes de lo que leí hasta hoy. nuevamente caí en él, pensando los problemas de representación: cómo narrar un sentimiento conocido sin usar la primera o la tercera persona.
saludos.

Anónimo dijo...

Una de mi mejores amigas tiene como vecino a un viejo loco..raro. Mi amiga siempre me comenta de sus encuentros con este señor en el edificio y la mezcla de sensaciones que le produce. Pero la frase siempre incluye " ese viejo loco..."
El otro dia ojenado la revista Ñ, nos dimos cuenta que el vecino de mi amiga es Fogwill..