Zapas

Tengo decidido casarme en zapatillas. Hace una semana estaba decidido a casarme en zapatos, pese a que no uso hace mucho. Hace más de diez años, en Lady Stork, me compré el último par de zapatos. Me acuerdo que en el local había un cartel del Bati. Hice el intento por los zapatos, me probé unos re cancheros, en punta, que, según uno de los que me querían vender el traje, jerarquizaba mucho al vestuario. Pero yo me sentía un poco raro. Y me imagino mucho más en zapatillas. Así que en la última semana vi muchas, muchas, zapatillas. En su mayoría, negras. Preferiría que fueran chatas y no botitas, ni esas llantas air. El velcro y el charol me tiran por igual. Entré a muchas casas de deportes y de marcas. Me fumé el perfume del negocio de Puma y vi ropa en Adidas (hay una colección basada en alas que me resultó tan ladri que no me sorprendió que la camperita saliera dos lucas). El mundo del casamiento, es sabido, está lleno de decisiones, pero no imaginaba que fueran tantas