No encontramos algo. Por ningún lado. No está donde recordamos haberlo dejado, ni en el lugar que le corresponde. Lo necesitamos y no aparece. En ese instante, aunque no nos demos cuenta, se define la personalidad de cada uno
Vos, querido lector, ¿de qué lado estás? ¿Te autoflagelás, te echás la culpa de todo al grito de 'soy un pelotudo, hago siempre lo mismo'? ¿O, por el contrario, elegís una víctima (la señora que limpia, tu pareja, tu familia), y la responsabilizás por esto y por mucho más? En mi caso, elijo la opción 1
Sigo esperando esa suerte
Todo a la vez. Es impossssible. Por lo menos hasta que se encuentre lo perdido.
ResponderBorraryo me hago el desentendido y trato de no preocuparme diciendo: Ya va a aparecer, hoy justo me "desaparecio" la credencial del trabajo.
ResponderBorrary sino utilizo el viejo metodo de la abuela dar vuelta un baso y esperar que solo salga a la luz
Opción 1 y Shaná Tová!
ResponderBorrar2- "Y por qué me cambian las cosas de lugar, en esta casa no se puede dejar nada, pero si lo había dejado arriba de la mesa, y ayudame a buscar, por qué tocan mis cosas, etc"
ResponderBorrarDespués resulta que lo tenía en el bolsillo, o algo así. No puedo evitarlo.
Claramente soy la 2.
ResponderBorrarLa 1, a full. La experiencia no hace más que confirmármelo.
ResponderBorrarYo la 1. Y Concubino la 2 (obviamente la que le mueve las cosas, supuestamente, soy yo)
ResponderBorrarGran gran 1! Definitivamente
ResponderBorrarOpción uan!
ResponderBorrarIgual... depende... si es algo groso capaz que primero opción uan pero después intentás echarle un poquito la culpa a factores influyentes... =P
La 1, siempre. Mi esposo la 2 y suele tener razón :)
ResponderBorrarYo siempre la flagelación. Y me pasa todos los días (los lentes, las llaves). Mi marido tiene una tercera salida que es el humor: "Se robaron el tapón de la bañadera, yo sabía". Sigue buscando con la tranquilidad del que va a encontrar, no culpa ni se flagela.
ResponderBorraryo soy 1, marido es 2 pero suele estar equivocado
ResponderBorrarYo alterno, el celular, llaves, cartera, eso es mi culpa. La lana, seguro me la afanaron los gatos. La tela, o Alejandro la guardó en el placard pensando que era ropa, o me la sacó Fede para hacer una carpa en el sofá. Esta casa es un quilombo. Ah qué angustiante es cuando uno deja algo a medio comer y no lo puede encontrar, no quiero otra óreo, quiero la mitad que me falta de la óreo que me estaba comiendo.
ResponderBorrarOpción dos sin lugar a dudas.
ResponderBorrarYo no sé donde dejé el porro y me quiero matar!!!!!!!! creo que tiré, ordenando otras cosas
ResponderBorrarYo puteo a la nada, al éter, a un fantasma que me lo escondió y siempre acabo reconociendo que es culpa de mi desorden eterno.
ResponderBorrarla uno!
ResponderBorrarlos intentos para la 2 siempre fallan, así que calladita la boca y puteandome por dentro