Las salas de espera vienen despertando mi pequeña rebeldía. Hace dos semanas metí mano en la compactera de la homeópata (la secretaria estaba en la cocina, así que me tomé el atrevimiento de apretar 'play' cuando se había terminado un CD y yo me empezaba a aburrir) y el viernes pasado me afané una revista de una escribanía a la que acompañé a mi vieja. Así estoy últimamente, desbordando rock
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