Ayer vi a Samantha Farjat pesándose en una farmacia junto a su novio, que parecía haberse quedado encerrado en los 90. El también se pesó y la balanza les debe haber dado una buena noticia porque los dos se reían
Agradezco la colaboración de Julieta, con quien nos cruzamos de casualidad en la puerta de esa farmacia y se puso a espiar en un momento clave
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